LAS PRIMARIAS DEL PSOE

El verbo radical de Borrell reta al sobrio liderazgo de Almunia

El ex ministro catalán goza el aprecio de las bases, pero no de la cúpula del partido

José Borrell no tiene nada que perder en este lance. Aun en el caso de que pierda frente a Joaquín Almunia, el socia lista catalán habrá triunfado. A punto de cumplir 51 años" el verbo radical de Borrell goza de un creciente aprecio entre las bases socialistas de Cataluña y del resto de España. Pero su potencial capacidad de liderazgo provoca desconfianza, inquietud e incluso temor en la cúpula dirigente del partido. Desde que en 1975 inició su notoria carrera política, Borrell nunca ha contado con una familia propia en el seno del PSOE ni en el del PSC.Después de amagar la presentación de su ...

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José Borrell no tiene nada que perder en este lance. Aun en el caso de que pierda frente a Joaquín Almunia, el socia lista catalán habrá triunfado. A punto de cumplir 51 años" el verbo radical de Borrell goza de un creciente aprecio entre las bases socialistas de Cataluña y del resto de España. Pero su potencial capacidad de liderazgo provoca desconfianza, inquietud e incluso temor en la cúpula dirigente del partido. Desde que en 1975 inició su notoria carrera política, Borrell nunca ha contado con una familia propia en el seno del PSOE ni en el del PSC.Después de amagar la presentación de su candidatura como sustituto de Felipe González en el último congreso del PSOE, Borrell no, podía permitirse ahora una nueva finta en el vacío. Habría sido políticamente suicida. Desubicado desde que el PSOE fue desalojado del Gobierno, el ex ministro se ha decidido finalmente a calibrar de forma pública y más o menos objetiva el apoyo real con que cuenta.

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Por esta razón, sea cual sea el resultado de su pulso con Almunia en las primarias, Borrell ganará en esta liza un lugar propio en el PSOE. Es consciente de que en buena medida se beneficiará del voto de protesta de los guerristas, un voto estrictamente instrumental y de ningún modo entregado a su liderazgo. De modo que, tras las primarias, deberá esforzarse en la tarea de construir una familia propia para consolidar la cuota de liderazgo que le brinden las urnas. Ése, más allá del pulso con Almunia, será su reto.

Pese a ser el dirigente del PSC más votado en los dos últimos congresos de los socialistas catalanés, Borrell tampoco puede contar con ese apoyo. Entre sus paisanos despierta más o menos los mismos recelos que en el PSOE, o más: el jacobinismo confeso del ex ministro eriza los pelos de los, catalanistas que copan la cúpula del PSC.

Dueño de una de las inteligencias más notables del campo socialista, la ambición y el ego de Borrell no se quedan cortos al lado de su racionalidad cartesiana y su destacada capacidad de comunicación. Es presumido y amante del montañismo. No pierde el tiempo en tratar de ocultar su ambición ni la atracción que siente por el poder. En lugar de ello, prefiere racionalizar esas características: considera que tiene una idea clara del país y se siente capaz de dirigir su aplicación.

Nacido en La Pobla de Segur (Lleida), hijo de un panadero, Borrell es ingeniero aeronáutico y doctor en Economía. Merced a sendas becas, estudió en las universidades de París y Stanford (California, EE UU). Trabajó en un kibutz en Israel, donde conoció a su mujer. Tiene dos hijos.

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La carrera política de Joaquín Almunia Amann también ha llegado a sus 49 años a un nuevo punto decisivo e inesperado. Otra vez. Así ha ocurrido en numerosas ocasiones desde hace 24 años, cuando entró a militar en el PSOE y en UGT. Al amplio currículo político de Almunia, el ministro más joven de un Gobierno de Felipe González, sólo le falta competir por la presidencia del Gobierno.

Almunia nació el 17 de junio de 1948 en Bilbao. El pasado de su familia no debía conducirle, de manera determinante, a las filas socialistas. Su padre fue ingeniero de Altos Hornos. Y un bisabuelo de la rama materna (de orígen judío alemán) promovió la urbanización de Neguri, una colonia estilo inglés que ha marcado la historia de la clase dirigente de Bilbao y del País Vasco.

La militancia socialista fue, por tanto, un a opción personal. Almunia, licenciado en Derecho y Ciencias Económicas por Deusto, amplió su formación en París y en Bruselas, donde trabajó en la representación de las Cámaras de Comercio españolas ante la CEE. Fue allí, en 1974, cuando conoció al veterano socialista Curro López Real. Aquel contacto varió su vida. Luego enlazó con Nicolás Redondo y con Felipe González.

Regresó a España, asesoró a UGT y en 1979 ya fue diputado. Desde entonces ha formado parte siempre del grupo socialista en la Cámara baja y en cada legislatura con mayores responsabilidades. En 1982, cuando González llegó a La Moncloa, llamó a Almunia como su primer ministro de Trabajo. Tenía 34 años. González le encomendó entre 1986 y 1991 la cartera de Administraciones Públicas.

A partir de ese año Almunia progresó en el partido y en 1994 fue nombrado presidente y portavoz del grupo socialista en el Congreso. El salto definitivo le llegó en junio pasado-, cuando Felipe González anunció su retirada y le traspasó la secretaría general.

Almunia está casado con Milagros Candela y tiene dos hijos: Cristina y Miguel. Es aficionado a la ópera y del Athletic. Es sobrio, trabajador y bastante realista.

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