Arranca la primavera europea

El invierno futbolístico ha sido tan duro para todos que resulta demasiado delicado augurar de qué color pintará la primavera de las competiciones europeas. La historia de la Liga de Campeones apunta a una final entre el Juventus italiano y un segundo equipo que, por el número de contendientes (3) puede ser alemán (Bayern Múnich, Bayer Leverkusen o Borussia Dortmund) o, dado el empaque de los demás competidores, de cualquier otro país: español (Real Madrid), inglés (Manchester United), ucranio (Dinamo de Kiev) o francés (Mónaco).

La candidatura de la Juve, finalista el año pasado y ...

El invierno futbolístico ha sido tan duro para todos que resulta demasiado delicado augurar de qué color pintará la primavera de las competiciones europeas. La historia de la Liga de Campeones apunta a una final entre el Juventus italiano y un segundo equipo que, por el número de contendientes (3) puede ser alemán (Bayern Múnich, Bayer Leverkusen o Borussia Dortmund) o, dado el empaque de los demás competidores, de cualquier otro país: español (Real Madrid), inglés (Manchester United), ucranio (Dinamo de Kiev) o francés (Mónaco).

La candidatura de la Juve, finalista el año pasado y campeón en 1996, está avalada por la estadística y la competividad de los equipos del calcio. Desde la creación en 1992 de la llamada Liga de Campeones, un finalista es siempre italiano: Sampdoria (1992), Milan (desde 1993 a 1995) o Juventus (1996 y 1997). Los alemanes, mientras, intimidan tanto por su cantidad como por su fiabilidad: es el único país que ha clasificado para los cuartos de final a los inscritos en la liguilla de clasificación (3) -una cifra récord-, ya que España ha perdido a uno (Barça), al igual que Italia (Parma), Inglaterra (Newcastle) y Francia (PSG), al tiempo que los otros tres países con dos participantes han quedado en blanco: Portugal (Oporto y Sporting Lisboa), Holanda (PSV Eindhoven y Feyenoord) y Turquía (Galatasaray y Besiktas). Más previsible puede resultar la eliminación del Sparta Praga (R. Checa), Kosice (Eslovaquia), Rosenborg (Noruega), Olympiakos (Grecia), Gotemburgo (Suecia) y Lierse (Bélgica). Hay otros elementos de cierto peso que, sin embargo, juegan en contra de los alemanes: Bayern Múnich y Borussla Dortmund se enfrentan en una eliminatoria fratricida de cuartos de final, y el Ba yer Leverkusen tiene enfrente al Real Madrid, un equipo que se ha levantado este curso con el sueño de lograr la séptima Copa de Europa. El Madrid, al igual que el Manchester, reúnen suficientes recursos futbolísticos para reinvidicar una plaza en la final de una competición que, pese a su cambio de fisonomía, mantiene unos rasgos muy característicos desde su fundación en 1955, salvo que en esta ocasión no habrá por primera vez ningún equipo que llegue invicto a la final (todos han perdido al menos un partido). Pese a que el número de participantes aumentó de 16 a 24, entre los cuartofinalistas no se ha colado ningún segunda fila, a pesar de que Bayer Leverkusen y Mónaco tienen menos nombre que alguno de los no clasificados. Queda en competición el campeón vigente (Borussia Dortmund); el subcampeón (Juventus); cinco ganadores de Liga (Juventus, Madrid, Bayer, Mónaco y Manchester), así como el campeón de Ucrania (Dinamo de Kiev); y un único sub-campeón (Bayer Leverkusen). Y, a excepción del Mónaco, los siete contendientes poseen algún trofeo continental: el Real Madrid ha ganado seis Copas de Europa; el Bayern Múnich, tres; el Juventus, dos; y el Manchester United y el Borussia Dortinund, una, mientras que el Dinamo de Kiev ha logrado la Recopa y el Bayer Leverkusen la Copa de la UEFA, aquella en que derrotó al Espanyol. Esta tónica se mantiene en las otras dos competiciones. El Betis parece en disposición de mantener la hegemonía española en la Recopa, dominada por el Barca, pero en la que persisten un alemán (Stuttgart) y un italiano (Vicenza). La Copa de la UEFA tiene caché: el Ajax, el Atlético, el Lazio y el Inter de Ronaldo, entre otros. Pero también estará el actual campeón, el Schalke 04, otro equipo alemán. Ése será el destino de todos los aspirantes: quitarse de en medio a italianos y alemanes.