Cartas al director

Sobre Cuba

Sólo unas breves líneas para mostrar mi perplejidad ante las observaciones de su enviado a La Habana, Vázquez Montalbán, sobre el obispo de Santiago de Cuba, monseñor Meurice. Vázquez Montalbán asume en su artículo la fea tarea de jalear a Castro para que ponga en su lugar al obispo molesto, cuyas palabras no fueron más que la voluntad de resumir el estado precario de la libertad en Cuba y señalar las vicisitudes que sufre su parroquia. Eficaces y valientes fueron las palabras del obispo oriental. La denuncia de Vázquez Montalbán equivaldría a las de un observador extranjero que en los set...

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Sólo unas breves líneas para mostrar mi perplejidad ante las observaciones de su enviado a La Habana, Vázquez Montalbán, sobre el obispo de Santiago de Cuba, monseñor Meurice. Vázquez Montalbán asume en su artículo la fea tarea de jalear a Castro para que ponga en su lugar al obispo molesto, cuyas palabras no fueron más que la voluntad de resumir el estado precario de la libertad en Cuba y señalar las vicisitudes que sufre su parroquia. Eficaces y valientes fueron las palabras del obispo oriental. La denuncia de Vázquez Montalbán equivaldría a las de un observador extranjero que en los setenta hubiese pedido a Franco que azotase con su palabra fulminadora al cardenal Enrique y Tarancón por molesto y heterodoxo. La perplejidad se acrecienta al saber de la voluntad democrática de Vázquez Montalbán y su lucha por hacerla realidad en España. Por favor, que nos niegue a los cubanos esa misma pasión.-

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