FÚTBOL 22ª JORNADA DE LIGA

Vieri da oxígeno al Atlético

El Athletic paga caro su conservadurismo inicial y sale goleado del Calderón

Va camino de convertirse en regla aritmética: el Athletic que visita el Manzanares no tiene nada que ver con el verdadero Athletic. La escena se ha repetido con demasiada frecuencia últimamente: llegan los vascos a este campo con la cabeza agachada, excesivamente condescendientes con el rival. Y cuando quieren cambiar el gesto ya es demasiado tarde. Algo de eso les volvió a suceder ayer: salieron temerosos y el Atlético se lo hizo pagar caro. Porque además, los rojiblancos tuvieron de nuevo a Vieri de su parte. Cuando el italiano encuentra su estado de gracia y se viste con el traje de del...

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Va camino de convertirse en regla aritmética: el Athletic que visita el Manzanares no tiene nada que ver con el verdadero Athletic. La escena se ha repetido con demasiada frecuencia últimamente: llegan los vascos a este campo con la cabeza agachada, excesivamente condescendientes con el rival. Y cuando quieren cambiar el gesto ya es demasiado tarde. Algo de eso les volvió a suceder ayer: salieron temerosos y el Atlético se lo hizo pagar caro. Porque además, los rojiblancos tuvieron de nuevo a Vieri de su parte. Cuando el italiano encuentra su estado de gracia y se viste con el traje de delantero centro puro que ya ha enseñado otras veces es una joya. Hace daño arriba y mete goles impecables. Vieri dio ayer oxígeno al Atlético, que de verdad lo necesitaba.Fiel a su tradición más reciente, el Athletic pisó el Calderón sin el aire aguerrido, con demasiado recelo y magnificando al rival. Saltó al césped con la misión de refugiarse atrás y buscarse la vida con pelotazos largos. El mensaje de Luis Fernández en la víspera anunciaba las precauciones,, aunque aseguró que caducarían a la media hora. El técnico, que vio el partido desde el palco, conectado al banquillo con un teléfono móvil, descubría con demasiada claridad sus miedos al arranque del Atlético. Lo pintó poco menos que de terrible, cuando en realidad los de Antic no estaban para tirar cohetes. Al contrario, pasaban por un estado de debilidad preocupante.

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El Atlético se vio ante un paisaje encantador: un rival agazapado e intimidado, todas las facilidades del mundo para tocar el balón, y un veneno enemigo sobradamente conocido, sobre todo por Antic, que otra cosa no, pero llega a los partidos con los defectos y las virtudes del contrario sesudamente analizados. El Atlético sólo tenía que dedicarse a mover la pelota, no precipitarse en su búsqueda del gol y, eso sí, abrir bien los Ojos en la jugada a tres bandas del Athletic (el saque largo del guardameta, la cabeza de Urzaiz y la velocidad de Etxeberría). Así de fácil en San Mamés acabaron los bilbaínos don el Atlético, pero éstos estaban avisados esta vez.

El Atlético tardó 12 minutos en encontrar el primer gol. Una jugada deliciosa, construida ejemplarmente al primer toque por Vieri y Kiko y culminada de manera impecable por el italiano. Los rojiblancos vivieron tranquilos aún ocho minutos más. Y en ese tiempo incluso pudieron dejar sentenciado el choque en un cabezazo de Kiko. Pero la cosa se torció para los rojiblancos, a quienes se le empezaron a acumular los problemas: el Athletic, obligado por el resultado, se echó arriba, la defensa empezó a enseñar sus agujeros y, para colmo, Kiko dejaba huérfanos a los suyos por lesión. Etxeberria y Alkiza amenazaron con el empate, y el Atlético agradeció el descanso.

Entonces, cuando peor pintaban las cosas para los de casa, la puntería de Vieri sepultó al Athletic. Un balón incontrolado tras un robo de Caminero cayó en los pies del italiano, que andaba más solo que la una por la media luna del campo. Vieri agarró la pelota y la condujo a toda pastilla hasta el área enemiga sin que nadie pudiera darle alcance. Luego, definió como los grandes nueves: rematando en el momento justo, por el sitio preciso y con la fuerza adecuada.

Con el 2-0, el Atlético se encontró cómodo del todo, con un rival desesperado, un marcador relajante y todos los espacios del mundo para fabricarse una buena noche y conectarse con una hinchada a la. que últimamente no había dejado de dar disgustos.

Los rojiblancos aún marcaron un gol más, pero no fue un tanto cualquiera. Y no porque. decorara de goleada una jornada en la que recibieron demasiadas ventajas. Sino porque su ejecución confirmó que el Atlético ha cometido un pecado imperdonable en este curso. Pantic, que había sustituido a Juninho, sacó petróleo de su primer córner: puso el balón en la cabeza de Andrei y gol. El Atlético del doblete marcó más de la mitad de sus goles a partir de la precisión de Pantic en las acciones a balón parado; pero Antic ha desterrado este año a su compatriota. Y prescindir de la geometría de Pantic es un lujo que no puede permitirse el Atlético, y menos cuando su fútbol, como así ha ocurrido, no funciona. Juninho, además, llevaba tiempo reclamando relevos como el de ayer.

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