El sueño delator

Una familia descubre por los ronquidos a un ladrón que se había quedado dormido debajo de la cama

La prueba del delito se encontraba debajo de la cama. Feliz y oronda. Tanto que fueron sus profundos ronquidos los que alertaron de su presencia al tranquilo padre de familia que acababa de entrar con su esposa en casa. Un lindo piso de clase media de la calle de Villavieja (Batán), al que unas horas antes también había entrado, pero esta vez por la terraza y con ánimo depredador, Antonio R. R. de 26 años.Un singular ladrón que, una vez asaltada la vivienda, en vez de huir, se sintió tan a gusto entre sus paredes que decidió echarse un sueño reparador. Tanto que acabó roncando. Y ésa fue su pe...

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La prueba del delito se encontraba debajo de la cama. Feliz y oronda. Tanto que fueron sus profundos ronquidos los que alertaron de su presencia al tranquilo padre de familia que acababa de entrar con su esposa en casa. Un lindo piso de clase media de la calle de Villavieja (Batán), al que unas horas antes también había entrado, pero esta vez por la terraza y con ánimo depredador, Antonio R. R. de 26 años.Un singular ladrón que, una vez asaltada la vivienda, en vez de huir, se sintió tan a gusto entre sus paredes que decidió echarse un sueño reparador. Tanto que acabó roncando. Y ésa fue su perdición. Nada más entrar, a mediodía de ayer, el dueño de la vivienda oyó los ronquidos y buscó su origen. No estaban muy lejos. Salían de debajo de la cama, más concretamente de un individuo alto, moreno, con vaqueros y una chaqueta azul. Aunque el plácido intruso parecía "una persona normal según la mujer de la casa, su marido juzgó mejor llamar inmediatamente a la policía, y, eso sí, esperar la llegada del rádiopatrulla antes de despertarle. Para cuando los agentes llegaron, toda la familia se encontraba reunida en el salón. Y el ladrón, roncando debajo de la cama.

Al ser detenido, Antonio, con 17 antecedentes por delitos contra el patrimonio y tráfico de drogas, se mostró desconcertado y manifestó que había tomado unas pastillas y que no sabía cómo había aparecido allí. Pero a su lado, debajo de la cama, la policía encontró un joyero con diversas piezas, valoradas en 100.000 pesetas.

La mujer, finalizada la peripecia, relató así su experiencia: "Me sentí asustada. Aunque vivimos en la planta baja, ha sido la primera vez que han intentado robarnos. Pero todavía me siento segura en este barrio. Aquí hay suficientes medidas de seguridad."

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