Cinco arrestados por un asesinato cometido en Castellón en 1991

, De nada sirvió que disolvieran el cadáver en una bañera con ácido, que lo enterraran en un jardín en las afueras de Castellón y que el caso quedara casi olvidado, tras seis años de investigaciones infructuosas. La confesión de un recluso enfermo de sida de la cárcel de Picassent (Valencia) ha permitido resolver el crimen de Enrique B., un joven ingeniero de IBM, de 34 años, natural de Riba-roja de Túria, que desapareció de su domicilio el 22 de junio de 1991. La Guardia Civil ha detenido en las últimas horas a cinco personas como presuntos autores del crimen, mientras que la Interpol bus...

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, De nada sirvió que disolvieran el cadáver en una bañera con ácido, que lo enterraran en un jardín en las afueras de Castellón y que el caso quedara casi olvidado, tras seis años de investigaciones infructuosas. La confesión de un recluso enfermo de sida de la cárcel de Picassent (Valencia) ha permitido resolver el crimen de Enrique B., un joven ingeniero de IBM, de 34 años, natural de Riba-roja de Túria, que desapareció de su domicilio el 22 de junio de 1991. La Guardia Civil ha detenido en las últimas horas a cinco personas como presuntos autores del crimen, mientras que la Interpol busca a un sexto individuo, que ha huido a Colombia.Aunque todavía falta el dictamen del forense para confirmar que los restos hallados por la Guardia Civil al excavar en este jardín de Castellón (varios huesos, un trozo de cráneo, dientes y un cojín con manchas de sangre) pertenecen a la víctima, los agentes le han dicho a los padres de la víctima que hay "un 95% de posibilidades" de que se trate de su hijo. Estos indicios del crimen fueron encontrados tras un exhaustivo rastreo del jardín del barrio de La Breva en el que han participado numerosos agentes y una máquina excavadora. Las pruebas han sido remitidas para su análisis al Instituto Anatómico Forense.

El propietario de la vivienda situada junto al jardín, Emilio P., su mujer y sus dos hijos fueron detenidos el sábado y, tras ser interrogados, pasaron a disposición del titular del juzgado de instrucción número 8 de Castellón, Josep Lluís Albinyana, que actúa a instancias de un juzgado de Valencia y ha decretado el secreto del sumario. Los interrogatorios resultaron determinantes, ya que al menos dos de los detenidos confesaron su participación en el crimen. El juez ha decretado el ingreso en prisión de la hija del matrimonio. El padre, Emilio P., ha pasado varios años en prisión por delitos de drogas y varios vecinos aseguran que ese lugar, situado junto a la avenida de Benicàssim, era frecuentado por numerosos toxicómanos de Castellón.

El mundo de las drogas, en el que según fuentes del caso estaba inmerso Enrique, decidió deshacerse de él y le cavó una profunda sepultura en este jardín del extrarradio de Castellón, junto al estadio de fútbol de Castalia. "Era un mirlo blanco, uno de esos que quieren hacer dinero fácil y engordan a otros", explican personas próximas a la víctima, en referencia a su ingenuidad.

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