Entrevista:

"En China consideran suculento un plato cocinado con piojos"

Miguel Torres Beteta es un jienense de Mancha Real, de 48 años, viudo y padre de un quinceañero de nombre Carlos. Un día, un accidente vino a cambiar profundamente su vida. Desde un andamio de un octavo piso cayó al suelo y tras sufrir fractura de cráneo y de numerosos otros huesos, perdió la capacidad de caminar. Por convicciones religiosas, prometió a su dios que si sanaba daría a pie cinco vueltas al mundo terrestre y transitable. Recuperado el don perdido, cumplió su palabra: un 17 de agosto de 1986 partió de su ciudad natal. El pasado miércoles ha llegado a Madrid tras recorrer cinco ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Miguel Torres Beteta es un jienense de Mancha Real, de 48 años, viudo y padre de un quinceañero de nombre Carlos. Un día, un accidente vino a cambiar profundamente su vida. Desde un andamio de un octavo piso cayó al suelo y tras sufrir fractura de cráneo y de numerosos otros huesos, perdió la capacidad de caminar. Por convicciones religiosas, prometió a su dios que si sanaba daría a pie cinco vueltas al mundo terrestre y transitable. Recuperado el don perdido, cumplió su palabra: un 17 de agosto de 1986 partió de su ciudad natal. El pasado miércoles ha llegado a Madrid tras recorrer cinco veces Europa y Asia. Unos días más en la capital y regresará a la Mancha Real de sus amores.Pregunta. ¿Qué países ha cruzado?

Respuesta. Mi trayectoria atravesaba por Francia, Italia, Albania, Croacia, Turquía, Armenia, Siria, India, China, Afganistán, Rusia, Ucrania, Polonia, Alemania, Holanda, Bélgica, Francia y España. En total, unos 200.000 kilómetros.

P. ¿Se encuentra usted muy cambiado desde que partió de España?

R. Hombre, cuando recuperé la capacidad de caminar tenía diez años menos. Desde entonces acá he perdido casi treinta kilos de peso y la falta de calcio me ha dañado mucho los dientes.

P. ¿Cuántos kilómetros puede recorrer en un día?

R. Unos treinta. A veces, cinco más. Voy por carreteras nacionales y evito vías sin arcenes.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

P. ¿Cuál ha sido el trecho más peligroso por el que ha cruzado?

R. Probablemente, los 150 kilómetros de desierto de Siria. He llegado a comer culebras y saltamontes.

P. ¿Percances graves?

R. Sí. Sufrí las picaduras de más de veinte víboras, dos escorpiones y una tarántula negra. Suelo llevar conmigo un antídoto.

P. ¿Cuánto ha gastado y cómo ha financiado sus viajes?

R. En lo inmediato, he consumido 246 pares de zapatillas y 25 pasaportes. En, total habré gastado unos dos millones de pesetas, que me iban facilitando alcaldes, autoridades, embajadas o bien particulares.

P. ¿Ha conocido, gentes interesantes?

R. Pues mire, he saludado personalmente a Cavaco, Silva, Mitterrand, Gorbachov y a Teresa de Calcuta. Me encantaría saludar al Rey.

P. ¿Qué es lo más chocante que ha visto en su viaje?

R. Quizá la forma de alimentarse que tienen en algunas partes de China. Es frecuente comer perros y gatos. Pero, sobre todo, me sorpendió que consideren suculento manjar un plato a base de chinches y de piojos que, además, es carísimo: al cambio cuesta unas 3.000 pesetas. Creen que es afrodisíaco.

P. ¿Qué le parece Madrid?

R. Espléndido. ¡Ay que ver lo bien que se come! Madrid es primo carnal de Andalucía.

Archivado En