La banca japonesa es víctima de sus impagados

El anuncio de que el Gobierno de Japón pagará los platos rotos en la crisis del banco Hokkaido Takushokuo llenó de esperanza al resto del sistema financiero, aquejado de una debilidad alarmante desde hace algunos años. Lo ocurrido con el Hokkaido Takushoku, la mayor quiebra bancaria en Japón desde la segunda Guerra Mundial, es sólo un síntoma de los males de las finanzas japonesas. De ahí la rápida intervención del ministro de Finanzas del país, Hiroshi Hokkaido, para impedir que el anuncio del desastre causara un efecto dominó.El Hokkaido Takushoku, el menor de los 10 primeros bancos del ...

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El anuncio de que el Gobierno de Japón pagará los platos rotos en la crisis del banco Hokkaido Takushokuo llenó de esperanza al resto del sistema financiero, aquejado de una debilidad alarmante desde hace algunos años. Lo ocurrido con el Hokkaido Takushoku, la mayor quiebra bancaria en Japón desde la segunda Guerra Mundial, es sólo un síntoma de los males de las finanzas japonesas. De ahí la rápida intervención del ministro de Finanzas del país, Hiroshi Hokkaido, para impedir que el anuncio del desastre causara un efecto dominó.El Hokkaido Takushoku, el menor de los 10 primeros bancos del país, está en quiebra técnica por culpa de los créditos impagados y los multimillonarios préstamos concedidos sin las suficientes garantías de reembolso. Fuentes financieras cifraron los impagados en 932.300 millones de yenes (1,09 billones de pesetas, el equivalente al doble de la cantidad que causó el agujero de Banesto). Esas mismas fuentes estimaron que el conjunto de la banca nipona y el sector inmobiliario soportan créditos impagados por valor de unos 91 billones de yenes (105,5 billones de pesetas), cifra tres veces superior a los reconocidos oficialmente.

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No es la primera vez que el Gobierno acude en auxilio del sistema financiero y empresarial. En 1996 el Ejecutivo inyectó más de 5.500 millones de dólares (803.000 millones de pesetas) para cubrir las pérdidas de unas cuantas empresas financie" ras, provocadas también por los impagados, lo que dio paso a una serie de críticas por este uso de los fondos públicos, que ahora pueden reactivarse.

En el debate terció ayer el subsecretario del Tesoro de Estados Unidos, de visita en Tokio, aconsejando al Gobierno japonés que emplee fondos públicos para liquidar instituciones financieras en crisis. De inmediato, se dispararon las órdenes de compra de acciones de los bancos Industrial de Japón, Sumitomo, Tokyo-Mistubishi, Fuji y Dai-lchi Kangyo.

Al menos 15 financieras han quebrado desde 1995, entre ellas el Hanwa Bank, un banco de Osaka que hace un año llegó a ser la primera entidad del país y la primera que cerró el Gobierno desde la segunda Guerra Mundial.

El apoyo gubernamental al Hokkaido Takushoku tampoco es nuevo. De hecho, el banco se fundó en 1900 con el respaldo del Gobierno japonés para el desarrollo de la isla más septentrional de Japón. Cuenta con 5.900 empleados y 204 sucursales en todo el país. El Hokkaido Takushoku estaba negociando una fusión con el Hokkaido, pero la operación no ha salido adelante por la falta de información clara sobre el volumen real de impagados de la entidad.

Los problemas no se circunscriben a la banca. El centro privado de investigación Taikoku Databank informó ayer que el número de empresas japonesas en quiebra creció en octubre un 20,4% respecto al mismo mes del año anterior. La deuda acumulada por las empresas en bancarrota es de 3.846 millones de dólares (561.516 millones de pesetas).

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