Tribuna

Doctor Jekill / Míster Van Gaal

En sólo cuatro días, por arte de birlibirloque, el capital se le esfumó al Barcelona por la chimenea. Los críticos más ácidos han simplificado la cuestión y la reducen a un solo juicio: el sábado estaba en el limbo y el jueves se despertó en el infierno. Por sí mismo, el problema no debería ser tan grave; en el volátil negocio del fútbol, la suerte nos hace siempre alguno de esos guiños dantescos. Pero, para fijar el problema del Barcelona, bien podemos llegar a una conclusión previa: las actuales penas del equipo coinciden exactamente con lo que hace una semana se consideraba su mayor gloria....

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En sólo cuatro días, por arte de birlibirloque, el capital se le esfumó al Barcelona por la chimenea. Los críticos más ácidos han simplificado la cuestión y la reducen a un solo juicio: el sábado estaba en el limbo y el jueves se despertó en el infierno. Por sí mismo, el problema no debería ser tan grave; en el volátil negocio del fútbol, la suerte nos hace siempre alguno de esos guiños dantescos. Pero, para fijar el problema del Barcelona, bien podemos llegar a una conclusión previa: las actuales penas del equipo coinciden exactamente con lo que hace una semana se consideraba su mayor gloria. Vivía de los resultados y por los resultados muere.Hasta ese momento habíamos caído de nuevo en interminables discusiones sobre la utilidad y el arte. Una vez más, el fútbol volvió a caer prisionero de sus frase hechas.

"Si ganan jugando mal, el día que jueguen bien se van a salir de la tabla", dijo el ex pichón Marcos, hoy pavo relleno, desde el corral del Racing.

Como siempre, los resultadistas más audaces se apresuraron a salir de sus escondrijos y repitieron a voz en grito sus conocidas proclamas positivistas.

"¿Qué es eso del buen juego? ¿Qué es eso de ir al campo a disfrutar del fútbol? ¿Qué es eso de dar tres pases seguidos? ¿No sabe usted que el juego va por un lado y el resultado por otro? Confórmese con ganar y cállese", exigían, después de invocar a san Clemente, san Capello y san Amarrete de Piamonte, por ese orden.

No reconocían que esta contradicción sólo suele ser cierta a corto plazo, salvo esas raras series estadísticas que provocan la repetición extravagante de un número en la ruleta o de un resultado injusto en la cancha.. De pronto compareció Luis Aragonés para valorar el inminente partido del Betis ante la Real Sociedad.

"Tenemos que ganar por lo civil o por lo criminal", dijo antes de empatar por los pelos, y luego. se fue a invocar a san Romario.

En esto llegó Guillermo Amor, que sin duda se había maliciado el final de la graciosa racha de su equipo.

"Es cierto que no estamos jugando bien, pero ante el Valladolid no tuvi mos suerte. Tan extraño es marcar tres goles en cuatro llegadas, según nos ocurrió en el Bernabéu, como marcar sólo uno en ocho, según nos ocurrió en el Camp Nou", explicó, siempre tan sensato, tan sincero y tan profesional.

Fiel a sus conocidas devociones, el presidente Sanz volvió a invocar a la Virgen de Fátima, recibió una reprimenda de Guardiola y de Heynckes, se le apareció Kleber Leite, el presidente del Flamengo, y pactó con él un complicado enroque: Savio por Zé Roberto y Rodrigo.

"Sale ganando el Flamengo", dijo el diablillo de Romario en Valencia con su habitual mala leche carioca.

Llegado el fin de semana, todos volvieron a preguntarse por el extraño caso del doctor Van Gaal y míster Van Maal. Para no exagerar, conviene reconocer que el Barça nos ha ofrecido algún destello de Iván, unas perlas de Rivaldo, unos trallazos de Figo y varias diagonales milagrosas de Luis Enrique.

Al menos, es justo señalar que el Barcelona tiene la solución en casa. A ver, don Louis, saque sus cuartillas holandesas y tome nota: el secreto consiste en transferir el mando a Guardiola. Póngalo usted en el centro de la cancha -en el centro, no en la cocina-, déle la pelota y pida música de cámara.

Todo, menos confundir el caballo con la noria.

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