Entrevista:FÚTBOLENTREVISTA IMPERTINENTE

"¿Yo enchufado? Tácticamente soy bueno"

José Rojo Martín, Pacheta, es la antítesis del futbolista arrogante. Fue ebanista antes que jugador. Su estilo sobre el campo no es precisamente elegante. Pero su espíritu de sacrificio, su garra y su carácter le han convertido en un fijo en las alineaciones de José Antonio Camacho. Es un tipo hecho a la medida del técnico del Espanyol.

Pregunta. Le habrán dicho más de una vez que no tiene pinta de futbolista.

Respuesta. Me lo han dicho muchas veces. Cuando me veo en el espejo también pienso que no tengo demasiada pinta de futbolista. Luego, con los años,...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

José Rojo Martín, Pacheta, es la antítesis del futbolista arrogante. Fue ebanista antes que jugador. Su estilo sobre el campo no es precisamente elegante. Pero su espíritu de sacrificio, su garra y su carácter le han convertido en un fijo en las alineaciones de José Antonio Camacho. Es un tipo hecho a la medida del técnico del Espanyol.

Pregunta. Le habrán dicho más de una vez que no tiene pinta de futbolista.

Respuesta. Me lo han dicho muchas veces. Cuando me veo en el espejo también pienso que no tengo demasiada pinta de futbolista. Luego, con los años, uno no se ve tan malo ni tan cenizo. Pero soy lo suficientemente listo para aprovechar lo poco bueno que tengo.

P. ¿Qué hace un futbolista de Segunda jugando en Primera?

R. Disfrutar de las sensaciones del fútbol de élite, que son numerosas. Tardé mucho en llegar, casi a los 26 años. Dejé Salas de los Infantes (Burgos), mi pueblo, para ir al Marbella, entonces en Segunda B, en 1991. Era consciente de que iba a cobrar menos que trabajando de ebanista. Pero mi sueño era ser futbolista. Pasé varias peripecias en el Marbella. Tuve que dejarlo tras perdonar siete mensualidades. Me fichó el Mérida y, al cabo de un año, fui al Espanyol de rebote.

P. ¿De rebote?

R. Entré en la operación del fichaje de Jaime para abaratar el traspaso. El presidente del Mérida me llamó y me dijo que me iba al Espanyol. No dudé y le pregunté: "¿Por dónde se va a Barcelona?". Ese año [1994] me tocó la lotería porque son pocos los futbolistas a los que les llega la oportunidad de jugar en Primera.

P. ¿Porqué Pacheta y no Rojo?

R. Pacheta es el apodo familiar. Proviene de mi bisabuelo. Yo soy el Pachetín, el pequeño de cuatro hermanos.

P. Y el más popular, el ídolo.

R. Sí. Soy el único futbolista que juega en la élite. Pero no fui el primero. Otro del pueblo, Juan Heras, jugó en el Burgos, en Primera.

R. En Salas de los Infantes deben de estar orgullosos de Pacheta.

R. ¡Incluso han ensanchado algunas calles para que pase mi Mercedes Diesel! Son gente maravillosa. Muchos vecinos no se han acostumbrado todavía a verme por televisión. Me paran por la calle. Me piden autógrafos. Se preocupan por mí. Todo es muy bonito.

P. Su estilo no es muy estético.

R. Reconozco que no soy un fino estilista. No soy elegante, eso está clarísimo. Pero tampoco Gordillo era estilista y fue un jugador sensacional e internacional. Tampoco lo son Rivaldo ni Raúl, y hablo de los mejores. Un jugador estilista, elegante, es Arteaga. Estéticamente es perfecto. Incluso Hierro.

P. ¿Camacho tiene mala leche?

R. La justa. Es un tío con carácter y genio, pero tampoco se puede decir que siempre esté de mala hostia. Es un buen tipo. No he tenido problemas con él, y creo que él conmigo tampoco.

P. ¿Qué le ha demostrado a Camacho para ser titular?

R. Honradez, humildad, trabajo y condición física. Además, creo que tácticamente soy bueno, tengo una notable capacidad para buscar la mejor posición sobre el campo. Por eso he jugado en casi todos los puestos.

P. ¿No será usted el enchufado de Camacho?

R. ¿Enchufado yo? Me fastidia bastante que me llamen enchufado. Todo lo que tengo me lo he ganado. Nadie me ha regalado nada. Salir de un pueblo de 2.000 habitantes no es lo mismo que salir de una escuela de fútbol o de las categorías inferiores de un gran club.

Archivado En