FÚTBOL SEXTA JORNADA DE LIGA

La Real se abraza a la agonía

Se frotaban las manos en los graderíos de Anoeta al comprobar la restaurada imagen de la Real Sociedad, cuando una fugaz fatalidad alteró el escenario. Hasta entonces el fútbol sonrió a los donostiarras en exclusiva, pero la Real echó al traste una primera parte inmaculada. El Celta destrozó los rigores de la justicia con un gol pírrico.El tanto castigó en demasía los esfuerzos de unos y premió con excesiva generosidad el conformismo de los otros. Irureta le provocó a Krauss desafiando las virtudes atacantes de1a Real, que adolecía de sus delanteros titulares, Kovacevic y Craioveanu. Sin embar...

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Se frotaban las manos en los graderíos de Anoeta al comprobar la restaurada imagen de la Real Sociedad, cuando una fugaz fatalidad alteró el escenario. Hasta entonces el fútbol sonrió a los donostiarras en exclusiva, pero la Real echó al traste una primera parte inmaculada. El Celta destrozó los rigores de la justicia con un gol pírrico.El tanto castigó en demasía los esfuerzos de unos y premió con excesiva generosidad el conformismo de los otros. Irureta le provocó a Krauss desafiando las virtudes atacantes de1a Real, que adolecía de sus delanteros titulares, Kovacevic y Craioveanu. Sin embargo, el técnico alemán aceptó la invitación de su colega y aplicó sobre el terreno un planteamiento ambicioso y arriesgado. A sabiendas del veneno que salpica el Celta en sus contragolpes, la Real se condujo en dirección vertical.

El gol en propia puerta de Loren, desgraciado en estas lides, no redujo un ápice la mordiente de los donostiarras. Con otro golpe de fortuna, esta vez con Djorovic como infeliz artífice de la jugada, la Real equilibró el marcador permitiéndole mantener encogido a un Celta que jugaba a la ruleta con el contragolpe. Alberto actuó providencial en sendas acciones de Cadete y Karpin, quienes erraron sus ocasiones. Mientras la Real ampliaba sus efectivos en las cercanías de Dutruel, el Celta sacudía con desorden el aplastante dominio local. Cuando las estrategias quedaban anuladas, las desgracias se aliaron de nuevo con Djorovic. El penalti marcado por Kovacevic abrazó a la Real con la agonía.

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