El CES advierte del elevado coste social del desempleo juvenil

La mitad de los desempleados en España son menores de 30 años, y de los jóvenes con edades comprendidas entre los 20 y los 29 años, la mitad llevaba en 1996 más de un año buscando trabajo. El tiempo de búsqueda de empleo se reduce considerablemente entre los jóvenes de 16 a 19 años, ya que la mitad de ellos encuentra trabajo a los seis meses de iniciar la persecución de un puesto de trabajo, según la memoria del Consejo Económico y Social (CES) correspondiente al año 1996. El CES advierte que el desempleo juvenil "es una amenaza para la cohesión social".

"El paro y el subempleo de los j...

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La mitad de los desempleados en España son menores de 30 años, y de los jóvenes con edades comprendidas entre los 20 y los 29 años, la mitad llevaba en 1996 más de un año buscando trabajo. El tiempo de búsqueda de empleo se reduce considerablemente entre los jóvenes de 16 a 19 años, ya que la mitad de ellos encuentra trabajo a los seis meses de iniciar la persecución de un puesto de trabajo, según la memoria del Consejo Económico y Social (CES) correspondiente al año 1996. El CES advierte que el desempleo juvenil "es una amenaza para la cohesión social".

"El paro y el subempleo de los jóvenes no sólo representan un despilfarro de recursos humanos, sino que pueden constitutir una amenaza para la cohesión económica y social", afirma la memoria del CES.El Consejo, constituido por representantes de la Administración, los sindicatos y la patronal, advierte del enorme coste que tiene el paro juvenil. "Tiene efectos sociales muy altos, especialmente de exclusión social, que llevan parejos la falta de participación y reconocimiento, el aislamiento y la pérdida de autoestima, lo que puede derivar en delincuencia, drogadicción o xenofobia", afirma en su última memoria.

Según el CES, la experiencia profesional ha dejado de ser garantía para encontrar empleo, ya que entre los parados de edades comprendidas entre los 20 y los 24, poseía experiencia un 50%, y entre 25 a 29 años, el porcentaje se eleva al 65%. Entre los desempleados de menor edad, el 30% había trabajado alguna vez. Aunque la contratación de los más jóvenes guarda relación con una mayor facilidad para acceder a contratos de aprendizaje y formación, el CES explica que la mayor celeridad de estos para encontrar un trabajo está "probablemente vinculada a lo corto de su propia edad".

El informe destaca además el hecho de que la obtención de esa experiencia profesional es algo así como "un peregrinaje" por el mercado laboral, ya que un tercio de los jóvenes entre 20 y 29 años la ha obtenido a través de cuatro o más puestos de trabajo distintos por los que ha pasado. La memoria explica que el carácter intermitente y disperso de la experiencia adquirida "puede hacer que se cuestione su valor para una buena inserción laboral".

Formación en la empresa

Del análisis realizado por los técnicos del CES se desprende que ni la experiencia ni la formación son ya garantía para encontrar empleo. La memoria del Consejo se refiere a la reciente reforma laboral y destaca que en lo referido a los contratos de formación o inserción "han aumentado muy poco" en el último año, "de manera que siguen teniendo un peso sobre el total muy pequeño en comparación con el que tenían hace años". En 1990, los contratos en prácticas y formación sumaban más de medio millón, mientras que en 1996 se registraron 254.000 contratos de este tipo. No obstante, el paro de larga duración (un año o más a la búsqueda de empleo) no es exclusivo de los jóvenes, puesto que los mayores de 30 años emplean aún más tiempo en la búsqueda de un puesto de trabajo (véase gráfico). Sin embargo, en opinión del CES, "no se trata de comparar los datos ya que esto no alivia el problema que sufre la juventud".

Los jóvenes encuentran otro problema añadido, su escasa o nula suficiencia económica, incluso entre aquellos que trabajan. Sólo el 32% de los menores de 30 años era autosuficiente en 1996, según el CES.

Por supuesto, el mercado puede ofrecer aspectos aún más dramáticos. El Informe elaborado por el Grupo Internacional de Trabajo Infantil (IWGC, en sus siglas en inglés) advierte que la, actual flexibilidad del mercado de trabajo y el consumismo desenfrenado son la causa principal del creciente trabajo infantil en los países desarrollados. Entre las causas por las cuales prolifere el empleo de niños para realizar tareas que deberían realizar adultos, el informe destaca la circunstancia de que las familias con escasa capacidad económica prefieren que sus hijos aporten ingresos en lugar de estudiar y recibir una formación académica.

Fuentes del Ministerio de Trabajo han señalado que no existen datos sobre empleo infantil en España, pero que sus técnicos trabajan junto con Unicef en la elaboración de un completo estudio a ese respecto. El último informe elaborado por la organización internacional afirma que, al menos, medio millón de niños trabajan en España.

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