Cartas al director

Absurdo

Tras anunciar en los telediarios, periódicos y otros medios la retransmisión de la final de 1.500 metros masculinos, el despropósito televisivo fue de los que marcan época. La indignación de perderse la presentación de corredores y la salida se elevó a cotas insospechadas, cuando, haciendo un alarde de televisión privada, nos interrumpen la carrera y nos meten ni más ni menos que un larguísimo y yanqui anuncio que nos deja más helados que un polo de 20 duros. Cada cual lanzó los pertinentes insultos, pero esos segundos de la carrera se nos cayeron a plomo en el estómago, como una mala patada d...

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Tras anunciar en los telediarios, periódicos y otros medios la retransmisión de la final de 1.500 metros masculinos, el despropósito televisivo fue de los que marcan época. La indignación de perderse la presentación de corredores y la salida se elevó a cotas insospechadas, cuando, haciendo un alarde de televisión privada, nos interrumpen la carrera y nos meten ni más ni menos que un larguísimo y yanqui anuncio que nos deja más helados que un polo de 20 duros. Cada cual lanzó los pertinentes insultos, pero esos segundos de la carrera se nos cayeron a plomo en el estómago, como una mala patada de las puñeteras botas que nunca compraré.-

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