Una mujer, detenida por intentar matar a su esposo en el hospital con una inyección letal

María Luisa Valero Milla, de 53 años, ha ingresado en prisión acusada de haber intentado matar a su marido, inconsciente en la unidad de quemados del hospital de Getafe, con una inyección letal. La mujer fue sorprendida el pasado jueves por dos enfermeros junto al paciente con una jeringuilla de alimentación repleta de amoniaco. En el bolso también guardaba otra jeringuilla con alcohol de quemar. Al ser interrogada, María Luisa alegó que la primera era para "refrescarle los pies" a su esposo, y la segunda, para su "higiene íntima". El marido, herido por una misteriosa explosión en su coche, ha...

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María Luisa Valero Milla, de 53 años, ha ingresado en prisión acusada de haber intentado matar a su marido, inconsciente en la unidad de quemados del hospital de Getafe, con una inyección letal. La mujer fue sorprendida el pasado jueves por dos enfermeros junto al paciente con una jeringuilla de alimentación repleta de amoniaco. En el bolso también guardaba otra jeringuilla con alcohol de quemar. Al ser interrogada, María Luisa alegó que la primera era para "refrescarle los pies" a su esposo, y la segunda, para su "higiene íntima". El marido, herido por una misteriosa explosión en su coche, había firmado meses antes un seguro de vida de 20 millones de pesetas. Ayer seguía grave.

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Pedro Cañas Rodríguez, el marido de la supuesta, homicida, ingreso el 31 de mayo pasado en la unidad de cuidados intensivos del hospital de Getafe. El hombre, jubilado, de 59 años, sufría quemaduras en el 6% de su cuerpo y una fuerte intoxicación por inhalación de humos, resultado de una explosión desatada cuando revisaba el motor de su automóvil Mercedes en su vivienda de la calle de Rafael Gaset, en Carrión de Calatrava (Ciudad Real). El estallido, que ahora está siendo investigado de nuevo, fue atribuido entonces por la Guardia Civil a un escape de gasolina.Nada más ingresar Pedro Cañas en el hospital de Getafe se registraron los primeros hechos anómalos. Los conductos del suero aparecían misteriosamente cerrados, y ello pese a que el paciente apenas podía moverse. El hombre, extrañamente, tampoco recuperaba la consciencia. Y los enfermeros empezaron a sospechar, sobre todo, ante el comportamiento de la esposa, que visitaba a Pedro a horas intempestivas, que cerraba las puertas de la habitación, que rehuía cualquier contacto con el personal.

El pasado jueves 5 una llamada ahondó estas dudas. Un familiar del herido dijo a los facultativos que tuviesen cuidado con María Luisa porque Podía intentar matar a su marido. Esa misma tarde, la mujer se presentó en el hospital. Los médicos la dejaron entrar en la habitación. A los pocos minutos, sin embargo, dos enfermeros irrumpieron en el cuarto. María Luisa, según el relato de la policía, escondió abruptamente un objeto entre las sábanas. Se trataba de una jeringuilla con un líquido azul. Los enfermeros lo descubrieron y llamaron inmediatamente a la policía.

Los agentes de la comisaría de Getafe acudieron a la habitación. Recogieron la jeringuilla y descubrieron otra, con un líquido rojizo, en el bolso de María Luisa. En la papelera, además, encontraron dos frascos ya vacíos, supuestamente arrojados por la mujer, y que no correspondían a ningún medicamento empleado en el hospital.

Tras la detención de María Luisa, siempre según la versión policial, se presentó en comisaría la familia que tenía alojada a María Luisa. Procedentes también de Carrión de Calatrava, contaron a la policía la extraña conducta de su paisana y permitieron el registro de su habitación. Allí, fueron decomisadas dos botellas: una medio vacía, con un líquido azulado y tóxico (el amoníaco), y otra repleta de alcohol de quemar.

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Ante la policía, María Luisa negó que hubiese intentado matar a su marido. "Pero ¿qué pruebas tienen?", llegó a decir a los agentes. La mujer, que ha recibido tratamiento psiquiátrico, insistió en que con la jeringuilla del líquido azulado sólo pretendía refrescar los pies a su marido, y con la otra, lavarse. El juez ordenó su ingreso en prisión preventiva.

La policía aún no ha podido interrogar al herido debido a que su estado le impide hablar. Los agentes, con todo, consideran muy probable que los análisis médicos y químicos de los productos encontrados demuestren que la mujer llegó a envenenar a su marido desde su ingreso. Otra línea de Investigación es la extraña explosión que causó las heridas a Cañas Rodríguez. La policía ha intentado analizar los restos del coche en Ciudad Real. Para ello envió una comisión formada por el jefe de la Policía Científica de Getafe y dos expertos en homicidios e incendios de la Brigada de Policía Judicial de Madrid, Sin embargo, una vez en Ciudad Real, la juez de guardia les denegó el acceso al garaje, a instancias de la Guardia Civil, que se ha quedado con esta parte del caso.

La pareja, ambos nacidos en Carrión de Calatrava, vivió durante muchos años en el distrito madrileño de Usera, donde el marido trabajó de pintor y camionero, hasta que se retiró. Entonces, regresó a su pueblo natal y compró la casa donde vivía hasta la explosión, informa María Rivas. Según la policía, las relaciones conyugales y familiares -el matrimonio tiene dos hijas casadas- no eran buenas.

En agosto, según ha comentado a EL PAÍS una prima de la víctima, Encarnación Martín, Pedro Cañas enfermó y fue ingresado en el hospital Nuestra Señora de Alarcos, de Ciudad Real. Su estado bordeó la muerte hasta el punto de llegar incluso a recibir la extremaunción. Encarnación Martín asegura que nunca se supieron las causas de esta enfermedad.

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