Cartas al director

A Dios rogando...

Lo contaban para ridiculizar la rudeza rústica y piadosa de los del pueblo de al lado: una vez vinieron a romper nuestra central eléctrica recién inaugurada. Pura envidia. En medio de la faena, sonó el toque del Ángelus. Interrumpieron la tarea, quitáronse las boinas y rezaron: "El Ángel del Señor anunció a María...". Cuando terminaron la hermosa oración, cogieron de nuevo picos y azadones, y con dura minucia y tosca delectación concluyeron su destructivo ejercicio. Luego se fueron alegres, cantores de glorias pasadas, por los senderos entre sembrados.Se dijo que tan vandálica y perversa ejecu...

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Lo contaban para ridiculizar la rudeza rústica y piadosa de los del pueblo de al lado: una vez vinieron a romper nuestra central eléctrica recién inaugurada. Pura envidia. En medio de la faena, sonó el toque del Ángelus. Interrumpieron la tarea, quitáronse las boinas y rezaron: "El Ángel del Señor anunció a María...". Cuando terminaron la hermosa oración, cogieron de nuevo picos y azadones, y con dura minucia y tosca delectación concluyeron su destructivo ejercicio. Luego se fueron alegres, cantores de glorias pasadas, por los senderos entre sembrados.Se dijo que tan vandálica y perversa ejecución, bien que adornada de nacionalidad religiosidad, no estaba mal vista por ciertas fuerzas vivas y jerarquías del pueblo vecino, pues tenían en previsión la construcción de otra central en su término.

No sé por qué una actitud de complacencia tal, ante la barbarie, me recuerda tanto a la ambigüedad de nuestra señora ministra De Palacio. Parece ser que a doña Loyola no le parecen nada mal los gallardos brotes de nacionalismo antigalicano con que algunos campesinos hispánicos han decidido contestar juanpalomescamente a la barbarie de sus colegas ultrapirenaicos. Debe ser la vía popular hacia Europa.-

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