Frontela no está seguro de que los pelos hallados en los cadáveres sean de los asesinos

El análisis de pelos centró ayer de nuevo el juicio contra Miguel Ricart por el triple asesinato de las niñas de Alcàsser. El catedrático de Medicina Legal de Sevilla Luis Frontela, perito de dos de las familias de las víctimas, fue interrogado acerca de un amplio estudio sobre los pelos que encontró al realizar la segunda autopsia a los cadáveres y analizar las ropas de las tres jóvenes. Frontela coincidió con otros peritos en que los pelos hallados no necesariamente tienen que pertenecer a los asesinos, y sugirió que se comparen con los de familiares de las víctimas. El perito opinó que debe...

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El análisis de pelos centró ayer de nuevo el juicio contra Miguel Ricart por el triple asesinato de las niñas de Alcàsser. El catedrático de Medicina Legal de Sevilla Luis Frontela, perito de dos de las familias de las víctimas, fue interrogado acerca de un amplio estudio sobre los pelos que encontró al realizar la segunda autopsia a los cadáveres y analizar las ropas de las tres jóvenes. Frontela coincidió con otros peritos en que los pelos hallados no necesariamente tienen que pertenecer a los asesinos, y sugirió que se comparen con los de familiares de las víctimas. El perito opinó que debería haberse analizado el ADN de siete pelos que considera de interés criminalístico.

El catedrático, didáctico y profuso en sus explicaciones, distinguió en su informe pelos de cuatro personas no identificadas, pero dado que el análisis es morfológico y por tanto, exclusivamente orientativo, sólo el posterior estudio de ADN podría determinar al me nos a cuántas personas corresponden. Sin embargo, esto tampoco revelaría el número de criminales que violaron y asesinaron en noviembre de 1992 a Míriam García, Antonia Gómez y Desirée Hernández, ya que pueden ser de familiares de las niñas o de otras personas que estuvieron en contacto con ellas antes del secuestro. Frontela señaló que sólo ha calificado como relevantes pelos pegados a las prendas o fluidos corporales de los cadáveres y protegidos por la tierra que cubrió a las niñas hasta que fueron desenterradas de la fosa de La Romana (Tous) el 27 de enero de 1993. Esta selección descartaría una contaminación de vellos posterior al levantamiento, pero no que algunos estuvieran ya en las ropas de las niñas en el momento de ser secuestradas. Por eso, propuso que se compararan con los de familiares y otras personas que hubieran estado en contacto con las niñas, algo que no había sugerido en sus anteriores informes. En sus diferentes estudios, Frontela apunta que pudieron ser dos los agresores, pero que es más probable que fueran tres o más personas.

El análisis de ADN mitocondrial realizado por el Instituto de Medicina Legal de Santiago de Compostela sobre 15 vellos púbicos -ninguno es de Ricart- revela que hay entre cinco y siete secuencias diferentes, de las que tampoco se puede concluir una cifra de criminales. Estos vellos púbicos, varios de los cuales pueden ser de las niñas, también podrían proceder del coche de los secuestradores o de la casa en la que fueron torturadas las niñas.

El perito de la acusación particular explicó que en el análisis de ADN mitocondrial -sólo posible a partir de su validación como técnica forense fiable a finales de 1995- no se incluyeron siete pelos que él consideró de relevancia criminalística. Las acusaciones centraron su petición de estudio en vellos púbicos después de un cierre precipitado del sumario pero los diferentes abogados de las familias, que contrataron como perito a Frontela, tampoco los incluyeron en su solicitud.

El tribunal aún tiene pendiente pronunciarse sobre nuevos análisis de manchas de sangre y posibles restos de semen hallados por Frontela en la moqueta que envolvió los tres cadáveres.

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