Puig remonta el vuelo

Alberto Puig sonrió ayer por primera vez en muchos días. El bravo piloto barcelonés se clasificó octavo en Austria. En otras circunstancias, tal resultado sería calificado como sólo octavo, pero es Octavo con mayúsculas, pues significa recuperación, que es de lo que se trataba en el caso de Puig. Sus últimas actuaciones le habían conducido a la más profunda desmoralización y necesitaba reaccionar. "Me voy satisfecho de Austria", explicó Alberto, "porque veo que salgo del pozo".Su crisis, inesperada después de haberse recuperado de la grave lesión que tuvo en 1995 en el pie izquierdo, pa...

Alberto Puig sonrió ayer por primera vez en muchos días. El bravo piloto barcelonés se clasificó octavo en Austria. En otras circunstancias, tal resultado sería calificado como sólo octavo, pero es Octavo con mayúsculas, pues significa recuperación, que es de lo que se trataba en el caso de Puig. Sus últimas actuaciones le habían conducido a la más profunda desmoralización y necesitaba reaccionar. "Me voy satisfecho de Austria", explicó Alberto, "porque veo que salgo del pozo".Su crisis, inesperada después de haberse recuperado de la grave lesión que tuvo en 1995 en el pie izquierdo, parece haber pasado. Para Sito Pons, su jefe, supone agua de mayo, igual que el sexto lugar conseguido ayer por el otro piloto del equipo, Carlos Checa, que estuvo peleando por el podio durante muchas vueltas hasta que se le gastó el neumático trasero.

Pons, cuyo equipo Movistar-Honda es uno de los mejores del campeonato, con un presupuesto superior a 600 millones de pesetas, no tuvo reparos en buscar soluciones inéditas a la situación negativa en que se encontraba su escudería después de que ninguno de los dos pilotos acabaran las dos últimas carreras, en Jerez y Mugello. El antiguo bicampeón mundial de 250cc mostró sus dotes de psicólogo este fin de semana. Para motivar a sus pilotos no se le ocurrió nada mejor que intercambiarles los mecánicos. Una idea discutida y sin precedentes, pero que dio fruto.