El adiós de un gran goleador

Chamartín rejuvenece en el homenaje a Hugo Sánchez

Gol, gol y gol. Hugo Sánchez se despidió a ritmo de goles, el paso que le ha guiado siempre. Se enfundó la zamarra del Madrid, le hizo un guiño a sus compañeros de generación, reconquistó el área y se dejó llevar. Por unos minutos, el Bernabéu recuperó el aroma a buen fútbol de los viejos tiempos. Fue ante todo la noche de Hugo Sánchez, rubricada con el sello irrepetible de sus remates, pero también fue la de Gordillo, Martín Vázquez, Butragueño, Michel... El madridismo se dio un baño de nostalgia y disfrutó como la modernidad ya no le deja.Chamartín rejuveneció diez años al run run de los tan...

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Gol, gol y gol. Hugo Sánchez se despidió a ritmo de goles, el paso que le ha guiado siempre. Se enfundó la zamarra del Madrid, le hizo un guiño a sus compañeros de generación, reconquistó el área y se dejó llevar. Por unos minutos, el Bernabéu recuperó el aroma a buen fútbol de los viejos tiempos. Fue ante todo la noche de Hugo Sánchez, rubricada con el sello irrepetible de sus remates, pero también fue la de Gordillo, Martín Vázquez, Butragueño, Michel... El madridismo se dio un baño de nostalgia y disfrutó como la modernidad ya no le deja.Chamartín rejuveneció diez años al run run de los tantos de Hugo, todos con olor al Madrid de las cinco Ligas. Eran los protagonistas de entonces, con menos músculo pero con el mismo talento: la carrera descompuesta de Gordillo por la banda izquierda, el toque sutil de Martín Vázquez, el desmarque eléctrico de Butragueño, el pase ejemplar de Michel, el sentido de la puntualidad de Hugo y su disparo letal. Invisible para los defensas, amarillo chillón para los compañeros, el mexicano volvió a demostrar su extraño don de la ubicuidad dentro del área con tres goles. El segundo, de volea, extraordinario.

Llegado el minuto 84, Hugo puso fin a su carrera. Esperó a que Gordillo, Butragueño, Martín Vázquez fueran recibiendo la ovación del madridismo. Concedió a Michel una porción de su homenaje -para el centrocampista, aunque sin tanto ruido, éste era también el partido de su despedida- Y pidió a Capello el cambio. El Bernabéu coreó con estruendo el nombre del mexicano ya hasta el fin de fiesta. Al son de las rancheras, con Chamartín alumbrado únicamente por un foco de luz que seguía su paso, Hugo dio su última vuelta de honor al campo. Se iba para siempre el mejor rematador de la última década, uno de los mejores de todos los tiempos.

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