Cartas al director

Barreras

Mi familia y yo fuimos al Centro Cultural del Conde Duque. Había una exposición del pintor José Hernández, que a mí me gusta mucho, y quería mostrársela a mi hija. Me encontré con que la exposición estaba en un sótano de un lateral del edificio y p acceder a ella había que baja una larga sucesión de escale sin barandillas ni cualquier o facilidad para que las personas que, como me sucede a mí, disminuido físicamente como consecuencia de una polio que sufrían los cuatro años, necesitan de ellas para salvar esos desniveles.Me disponía a quedarme e patio, ya que el centro estaba cerrado por ser d...

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Mi familia y yo fuimos al Centro Cultural del Conde Duque. Había una exposición del pintor José Hernández, que a mí me gusta mucho, y quería mostrársela a mi hija. Me encontré con que la exposición estaba en un sótano de un lateral del edificio y p acceder a ella había que baja una larga sucesión de escale sin barandillas ni cualquier o facilidad para que las personas que, como me sucede a mí, disminuido físicamente como consecuencia de una polio que sufrían los cuatro años, necesitan de ellas para salvar esos desniveles.Me disponía a quedarme e patio, ya que el centro estaba cerrado por ser domingo, a la espera de que mi familia bajase, viese y me contase después que les había parecido, cuando me llamó una persona que se identificó como conserje del edificio me dijo que si podía subir un pequeño tramo de escaleras hasta la entrada y luego hasta un ascensor interior, podría llega la exposición. Él estaba dispuesto a cargar conmigo ese tramo era necesario, porque, de nuevo no había la más mínima facilidad para que un minusválido, anciano o tanta gente que su coyunturalmente problemas en su desenvolvimiento físico pudiese trepar las escaleras y acceder al interior del edificio del centro cultural.

Así lo hicimos, comentan cómo un centro perteneciente a un organismo oficial incumple la Ley de Supresión de Barre Arquitectónicas para Minusválidos que ha aprobado la Comunidad de Madrid, y de qué manera tan fácil, tan perfectamente adecuada a la estética del precioso edificio y tan barata se podría solucionar el problema; cómo era posible, además, que el Ayuntamiento de Madrid, responsable del centro, dejase fuera, poder acceder a ninguno de servicios, a un número tan importante de ciudadanos como dos los que tienen problemas físicos.

Ese día, mi hija aprendió muchas cosas: que hay pintores que son capaces de enseñarnos o aspecto de la realidad con u perfección maravillosa; que las personas importantes que carecen de la más mínima sensibilidad, y que, como siempre, eso se ve compensado por la delicadeza y la generosidad de otras que preocupan por los demás.-

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