El estilo del otro vicepresidente

La cara buena, amable y exitosa del Gobierno también pringa. Rodrigo, Rato, el vicepresidente económico, se mojó ayer en Galicia. No es la primera vez. Durante siete años se curtió con firmeza como portavoz del PP en el Congreso, cuando ese partido era la oposición a Gobiernos mayoritarios del PSOE y el sueño de Aznar de llegar a La Moncloa pura entelequia.Rato suavizó su retórica tras las elecciones de marzo de 1996. Negoció bien con los nacionalistas y tomó posesión de las cuentas del Estado. Se enfundó el perfil suave y técnico. En estos meses sólo ha aparecido para resaltar la contención d...

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La cara buena, amable y exitosa del Gobierno también pringa. Rodrigo, Rato, el vicepresidente económico, se mojó ayer en Galicia. No es la primera vez. Durante siete años se curtió con firmeza como portavoz del PP en el Congreso, cuando ese partido era la oposición a Gobiernos mayoritarios del PSOE y el sueño de Aznar de llegar a La Moncloa pura entelequia.Rato suavizó su retórica tras las elecciones de marzo de 1996. Negoció bien con los nacionalistas y tomó posesión de las cuentas del Estado. Se enfundó el perfil suave y técnico. En estos meses sólo ha aparecido para resaltar la contención de los precios, de la inflación y del déficit público. Era una actitud ficticia. El otro Rato ya acusó a Josep Borrell, su antecesor en Economía, de dilapidar dinero público en propaganda, permitió el desfogue de Aznar y otros dirigentes del PP sobre el presunto amiguismo fiscal y las filtraciones en la Agencia Tributaria, y esta semana se desató con graves imputaciones al PSOE sobre el traspaso de poderes. Ayer destapó otro tarro de sus esencias, pero ya en un mitin, al calificar a los socialistas de dobermann escupidores.

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