CONQUISTAR LA VIDA

Arturo López, invidente leonés, asegura que "a veces, para un minusválido, conquistar la vida diaria puede ser más difícil que alcanzar el Aconcagua o el Everest". Así le espetó ayer al presidente de la Diputación de León, José Antonio Diez, al recibir con categoría de héroes a su compañero ciego Rafael Carpintero y a Pedro González, parapléjico. Estos dos últimos llegaron ayer a León, después de 33 días de viaje por 18 ciudades españolas en los que han recorrido en coche, avión y barco más de 4.000 kilómetros. El empeño no era otro que demostrar la existencia de barre...

Arturo López, invidente leonés, asegura que "a veces, para un minusválido, conquistar la vida diaria puede ser más difícil que alcanzar el Aconcagua o el Everest". Así le espetó ayer al presidente de la Diputación de León, José Antonio Diez, al recibir con categoría de héroes a su compañero ciego Rafael Carpintero y a Pedro González, parapléjico. Estos dos últimos llegaron ayer a León, después de 33 días de viaje por 18 ciudades españolas en los que han recorrido en coche, avión y barco más de 4.000 kilómetros. El empeño no era otro que demostrar la existencia de barreras arquitectónicas insalvables para los minusválidos, pese a los esfuerzos de las instituciones públicas por decir lo contrario. Rafael, de 57 años, que perdió la vista por un golpe hace veinte, y Pedro, con 26 años, en silla de ruedas desde que a los 18 sufrió un accidente de tráfico, afirmaron que Barcelona y Vitoria son las dos ciudades que "menos obstáculos tienen para los minusválidos", y se quejaron de que una urbe como Zaragoza no tenga "preparados" los semáforos para este gran colectivo. Tras el acto, varios invidentes tuvieron que bajar en andas a Pedro González con su silla de ruedas por las escalinatas de la diputación leonesa, después de estropearse el ascensor que la acceso al salón de plenos, donde el presidente de la institución minutos antes había manifestado que la situación de las barreras arquitectónicas era "escandalosa".- León