FÚTBOL 38ª JORNADA DE LIGA

Los goleadores dejan el banquillo

El Valencia sentencia al Hércules al vencer en el Rico Pérez.

Debe ser una moda: los goleadores se quedan en el banquillo. Como si fueran prescindibles. Ayer hubo dos casos en el Rico Pérez, Maestri y Vlaovic, uno por cada equipo. Mientras ambos estuvieron sentados al lado del técnico, el partido fue plano, entumecido. Fue saltar ambos al césped e inyectarle unas dosis de vida a este derby valenciano de la necesidad.Con todo, de su presencia enriqueció especialmente el Valencia, que ganó en el Rico Pérez al Hércules 55 años después. Este resultado mantiene vivo al equipo de Valdano en sus opciones de UEFA, aunque sepulta al Hércules en sus deseos ...

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Debe ser una moda: los goleadores se quedan en el banquillo. Como si fueran prescindibles. Ayer hubo dos casos en el Rico Pérez, Maestri y Vlaovic, uno por cada equipo. Mientras ambos estuvieron sentados al lado del técnico, el partido fue plano, entumecido. Fue saltar ambos al césped e inyectarle unas dosis de vida a este derby valenciano de la necesidad.Con todo, de su presencia enriqueció especialmente el Valencia, que ganó en el Rico Pérez al Hércules 55 años después. Este resultado mantiene vivo al equipo de Valdano en sus opciones de UEFA, aunque sepulta al Hércules en sus deseos de permanencia.

Tras el descanso, parecía un milagro que el Valencia marcara. Y que lo hiciera el Hércules, otro más gordo. Pero así lo entendieron ambos entrenadores, que, conscientes de la futilidad del empate, empezaron a hurgar en el banco. Allí encontraron lo que necesitaban: Maestri y Vlaovic. Sólo entonces despertó el encuentro.

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Hubo una acción decisiva. Se marchaba Maestri y lo agarró Ferreira. Era el último defensa, pero el árbitro sólo le mostró tarjeta amarilla. El Rico Pérez, que ya se sentía maltratado por la federación, estalló de indignación. Luego siguió fuera. El choque se había encendido definitivamente y Ortega prendió la mecha. Le marcó el desmarque a Karpin, se marchó como un rayo y del rebote sacó provecho Farinós, que pasaba por allí para anotar su primer gol en Primera División. Se lo dedicó a Valdano, claro.

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