Pujol se compromete ante su partido a encararse a sus socios de coalición cada vez que se distancien

Jordi Pujol se comprometió ayer ante el consejo nacional de su partido, Convergéncia Democrática de Catalunya (CDC), a plantar cara a los socios de Unió Democrática siempre que éstos tomen posiciones públicas contrarias a la unidad de acción de la coalición. A cambio de esta actitud, que él mismo calificó de "vigilante", Pujol logró que prácticamente nadie de su partido abogara claramente por la ruptura con Unió. Los nacionalistas "confían" en que los democristianos pongan sordina a su política de diferenciarse políticamente de Convergéncia si quieren salvar la coalición.

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Jordi Pujol se comprometió ayer ante el consejo nacional de su partido, Convergéncia Democrática de Catalunya (CDC), a plantar cara a los socios de Unió Democrática siempre que éstos tomen posiciones públicas contrarias a la unidad de acción de la coalición. A cambio de esta actitud, que él mismo calificó de "vigilante", Pujol logró que prácticamente nadie de su partido abogara claramente por la ruptura con Unió. Los nacionalistas "confían" en que los democristianos pongan sordina a su política de diferenciarse políticamente de Convergéncia si quieren salvar la coalición.

El presidente de la Generalitat de Cataluña y de CDC comparó lo sucedido con Unió con aquella persona que sale a la calle, le escupen una vez y dice que llueve; le escupen dos veces y lo justifica con que llueve mucho, pero al tercer escupitajo ya no puede disimular y debe admitir que, en efecto, le están escupiendo, narraron asistentes a la reunión."Mi opinión es que hemos de procurar que la coalición continúe y creo que el partido la acepta", declaró Pujol a los periodistas. "Lo que hay en Convergéncia es una gran preocupación por la forma en que se han ido produciendo las últimas crisis internas". Y existe, además, "una voluntad clara de que algunas de las cosas que han pasado no deben repetirse".

Durante una conferencia de prensa, Flujol argumentó que ha terminado la época en que la dirección de CDC, y en particular él mismo, prefería no dar importancia a los desacuerdos con Unió y optaba por respuestas "de perfil bajo". "Creemos que la frecuencia con que se han producido algunas crisis y las características que han tenido y la intencionalidad que parece que tenían, nos obligan a partir de ahora a tener una actitud más vigilante", agregó.

Pujol dijo en su intervención a puerta cerrada que si los conflictos con Unió continúan, "la ruptura de la coalición tiene fecha", aunque se apresuró a matizar que eso no quería decir que hubiera pensado en un día, un año o una circunstancia concreta. También aseguró que aunque él es un defensor de la pervivencia de la coalición, "no se puede continuar" si siguen los conflictos internos periódicos. El líder nacionalista invitó a los consejeros nacionales a que intervinieran de forma "sincera" y "responsable", en el bien entendido de que se trataba de un debate "consultivo" y no decisorio.

Varios de los asistentes a la reunión sacaron la conclusión de que la situación no está madura para romper con los socios de coalición, entre otras cosas porque la ruptura tendría un coste político hoy por hoy inasumible. Pujol negó que se hubiera planteado la posibilidad de adelantar las elecciones autonómicas (a 1998), pero precisó que "estas cosas pueden pasar". La legislatura termina a finales de 1999.

Ante los más de 350 consejeros de CDC reunidos ayer en un hotel del campus universitario de Bellaterra, Pujol desgranó los últimos conflictos con Unió: la conferencia de Josep Antoni Duran, en el verano de 1996, cuando el líder de Unió marcó distancias en el terreno de la ideología nacionalista; el congreso de UDC del pasado diciembre, que aprobó unas políticas diferenciadas, y el último, sobre los criterios para elaborar una nueva ley. lingüística. Una crisis que Duran atribuye a una mala interpretación de unas declaraciones suyas. Pero Pujol no le cree, argumentando que no es posible que todos los diarios se equivocasen.

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De las 26 intervenciones que se registraron, un tercio abogó por mantener la coalición, argumentando que sería un suicidio romper cuando no se está en el mejor momento (en 1995 CiU perdió la mayoría absoluta). Las juventudes sí reclamaron la ruptura o en su defecto atar muy corto a Unió.

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