Guerra entre PP y PSOE sobre los datos electorales del último sondeo del CIS

La posición del PP y del PSOE ante unas hipotéticas e inmediatas elecciones es casi de empate. El PP, en el Gobierno, se agarró ayer al apartado en el que los técnicos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) elaboran una estimación de voto en su último barómetro político para subrayar que, ahora mismo, ganarían unas elecciones con medio punto de ventaja sobre el PSOE. Los socialistas han recurrido a la tradicional pregunta sobre intención directa de voto, y a la que suma la simpatía, para destacar que superan a los populares hasta por siete décimas.

Una vez que se conociero...

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La posición del PP y del PSOE ante unas hipotéticas e inmediatas elecciones es casi de empate. El PP, en el Gobierno, se agarró ayer al apartado en el que los técnicos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) elaboran una estimación de voto en su último barómetro político para subrayar que, ahora mismo, ganarían unas elecciones con medio punto de ventaja sobre el PSOE. Los socialistas han recurrido a la tradicional pregunta sobre intención directa de voto, y a la que suma la simpatía, para destacar que superan a los populares hasta por siete décimas.

Una vez que se conocieron ayer oficialmente los datos del últimos barómetro político del CIS, correspondiente al pasado mes de enero, se desató la guerra de interpretaciones entre los los principales partidos.Voto directo. La pregunta clásica de estos sondeos es la que plantea a qué partido se votaría si mañana hubiese elecciones. El PSOE obtiene ahora un 22,6% (en octubre 27,3%), el PP un 22,5% (21,5%) e IU un 6,8% (7,1%).

Voto más simpatía. Este apartado añade al voto posible la simpatía por una opción política. El PSOE recaba el 26,2% (31,3%), el PP el 25,5% (24,6%) e IU el 7,8% (8,3%).

Estimación de voto. Los populares recogen en esta proyección un 38,7% de los votos válidos (36,3%), el PSOE el 38,2% (39,9%) e IU el 10% (10,5%).

Tras fijarse en estos últimos datos, los responsables gubernamentales mostraron su satisfacción. El vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos, convocó visiblemente contento a la prensa en el Congreso para señalar que "ha aumentado la confianza en el presidente del Gobierno y en la gestión del Gobierno". Cascos destacó más que los valores absolutos del sondeo la tendencia que marcan.

El secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José María Michavila, aseguró que no cabían interpretaciones "tergiversadas". Estimó "evidente" y "obvio" que el PP está por encima del PSOE, que hoy ganaría unas elecciones y que José María Aznar sale mejor valorado que otros líderes políticos. No precisó cuáles.

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Cuestión de imagen. El sondeo sí vuelve a reflejar que González tiene mejor imagen que Aznar. Los consultados puntúan con un 4,79 sobre 10 a González y con un 4,62 a Aznar, aunque, respecto al anterior barómetro, de octubre, González baja (5,34) y Aznar sube (4,49).

A pesar de las escasas décimas que separan a PP y PSOE en cualquiera de las interpretaciones de voto, el portavoz popular en el Congreso, Luis de Grandes, se negó a aceptar la situación de "empate técnico". De Grandes prefirió fijarse en la tendencia a la baja que sufren los socialistas.

El portavoz parlamentario del PSOE, Joaquín Almunia, si habló de empate, y recordó que las cifras reproducían un escenario similar al comprobado en otras encuestas y en las elecciones del 3 de marzo de 1996.

La muestra, como siempre sobre 2.500 encuestados, se efectuó entre el 23 y 27 de enero, en plena campaña de la crispación. En esos días, el Gobierno impulsó la denuncia sobre el presunto fraude fiscal a Hacienda por la negligencia del anterior Ejecutivo socialista, se multiplicaron los frentes de la guerra digital y se conocieron los datos negativos de dos encuestas anteriores del CIS, una de política general y otra sobre el nuevo sistema de financiación autonómico.

El barómetro de enero examina también a los ministros del Gabinete de Aznar. El titular de Interior, Jaime Mayor Oreja, vuelve a ser el mejor valorado (5,5). Francisco Álvarez Cascos, que ha tomado la batuta de los frentes más polémicos abiertos por el Gobierno, es el peor puntuado, con un 3,5. En octubre recibió un 3,8 y en julio Pasado 4,5. Cascos intentó transmitir ayer la sensación de que no le importa esa mala nota: "No entiendo la política como una cuestión personal. Yo me siento como un jugador de fútbol y lo importante es que gane mi equipo".

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