Entrevista:

"En Madrid cada vez es más fácil ser testigo de una muerte"

Criado en Mieres (Asturias) en plena cuenca minera, lleva la mitad de sus 34 años en Madrid, exactamente desde que comenzó a estudiar imagen y a tirarse a la calle para rodar cuatro cortos de ficción. Pero si antes se inspiró en la peculiar arquitectura de Madrid y en las neuras de sus habitantes, ahora, y para su primer documental, ha elegido un tema cuando menos extraño: las viudas de los mineros. Son 80 minutos en formato de vídeo (por ahora) que ofrecen en primera persona unos testimonios sin concesiones, rodados sin apoyo oficial y tras superar barreras como la de las propias fami...

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Criado en Mieres (Asturias) en plena cuenca minera, lleva la mitad de sus 34 años en Madrid, exactamente desde que comenzó a estudiar imagen y a tirarse a la calle para rodar cuatro cortos de ficción. Pero si antes se inspiró en la peculiar arquitectura de Madrid y en las neuras de sus habitantes, ahora, y para su primer documental, ha elegido un tema cuando menos extraño: las viudas de los mineros. Son 80 minutos en formato de vídeo (por ahora) que ofrecen en primera persona unos testimonios sin concesiones, rodados sin apoyo oficial y tras superar barreras como la de las propias familias de las protagonistas. Después de su exhibición en el festival cinematográfico de Gijón, y a la espera de su estreno comercial, Solas en la tierra se está proyectando en centros culturales de toda España, gracias a su transmisión por el procedimiento del boca a boca.Pregunta. ¿Por qué un documental sobre viudas de mineros?

Respuesta. Todo surgió a raíz de la gran tragedia de Nicolasa, que se saldó con 114 muertos. Me atraía de estas mujeres lo inaccesibles que eran; la solidaridad que había a su alrededor, pero, también, la gran losa que había caído sobre ellas.

P. ¿Y qué diferencia a éstas de otras viudas?

R. Están muy supeditadas al azar y conviven con la tensión, pero lo que más les condiciona es que sufren una muerte que no, se ve. En Madrid, por ejemplo, cada vez es más fácil ser testigo de una muerte; en la mina eso no sucede nunca.

P. ¿Qué sabe de las reacciones de las mujeres al verlo?

R. Lo más sorprendente es que, en Madrid, en todas las tertulias posteriores a su proyección, muchas mujeres me han confesado que se sienten más solas que las mujeres que aparecen en el documental. Creo que eso tiene mucho que ver con la dureza de la ciudad.

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P. ¿Están de moda los documentales?

R. Es una moda falsa, sin una tradición que la sustente como la que puede haber en Francia; sin embargo, el éxito de Asaltar los cielos (de Javier Rioyo y López Linares), que está funcionando de forma bastante mejor que muchas películas, puede ser beneficioso para el género de los documentales en general.

P. ¿Para rodar hay que pasar por Madrid?

R. Desde luego que sí, y ahí está mi paisano Gonzalo Suárez para probarlo. Lo que ocurre es que, a pesar de todo, no puedes desvincularte de las cosas que conoces. Creo que tenemos grandes prejuicios a la hora de tratar temas propios y nos parece que sólo podemos exportar las comedias. Los cineastas norteamericanos hacen justo lo contrario: convierten una cosa localista en un asunto universal.

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