Tribuna:ESTAMPAS COTIDIANAS

Imaginar el futuro

A los seis meses de terminados los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 me encontraba entre un año sabático y la depresión posparto. Un nuevo proyecto a caballo entre un equipo deportivo privado y la beca del ADO me hizo ponerme las pilas para atacar Atlanta 96. La búsqueda de la segunda medalla olímpica se convirtió en mi quehacer diario, que no me abandonó hasta el verano del 96. Sólo entonces, en el descanso de Formentera, me olvidé de que los JJ OO existen.La vuelta a la normalidad en septiembre, con el comienzo del curso, me trajo de regalo la traca del ya ex presidente de la Federación. Aque...

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A los seis meses de terminados los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 me encontraba entre un año sabático y la depresión posparto. Un nuevo proyecto a caballo entre un equipo deportivo privado y la beca del ADO me hizo ponerme las pilas para atacar Atlanta 96. La búsqueda de la segunda medalla olímpica se convirtió en mi quehacer diario, que no me abandonó hasta el verano del 96. Sólo entonces, en el descanso de Formentera, me olvidé de que los JJ OO existen.La vuelta a la normalidad en septiembre, con el comienzo del curso, me trajo de regalo la traca del ya ex presidente de la Federación. Aquello, lejos de apartarme de la vela, me provocó una extraña reacción que me dio más fuerzas para preparar la conquista de Sydney 2000.

Nunca me sentí tan apoyada como a finales del pasado 96. Nunca escuché tantas veces la frase de "No hay dos sin tres". Después de Barcelona tarde casi una temporada en tomar decisiones y ahora, a los tres meses, ya estábamos sentados, mi marido [Manuel López Camacho] y yo, diseñando nuestro trabajo para los próximos cuatro años.

Nunca pensé que una persona podría recibir tantos homenajes y títulos honoríficos como los que han llenado mis vitrinas en estos últimos cinco meses. Sin embargo, todo nuestro tiempo lo dedicamos ya a imaginar el futuro. Nos preocupa el cambio de tripulante. He preparado tres Olimpiadas y la sustitución -ahora de Begoña Via-Dufresne, como antes de Sara Iyera y de Patricia Guerra, que tanto me han ayudado a ganar siempre ha sido un gran aliciente como les ha pasado a otros muchos regatistas olímpicos. Con mi trayectoria, las tripulantes que regatean en la actualidad creen en mí, pero, al final, además hay que acertar en elección.

El barco y los materiales no son hoy una preocupación porque el terreno está muy trillado y, además, no ha habido cambio de- reglamento, con lo cual el barco será igual al de Atlanta.

El entrenador Ton Ripoll ha coleccionado dos medallas olímpicas a mi lado y está ilusionado por pelear por la tercera. Esta mezcla de gallego y mallorquín lleva el mar y las regatas en las venas y ya está trabajando para la próxima temporada.

Los patrocinadores del equipo de vela 470 femenino, El Corte Inglés-Banesto, han tenido la generosidad de firmar un contrato por cuatro temporadas y mi patrocinador personal, el Turismo Andaluz, ya está decidido a continuar hasta Sydney. Hay otras muchas empresas e instituciones colaborando ya en la próxima cita olímpica.La vela será en Australia una especialidad mimada, porque en este continente es uno de los deportes más populares. A diferencia de lo apartados que estuvimos en Savannah, en la bahía de Sydney seremos el centro de atención, con el Opera House como meta. Este escenario anima mucho y también las cartas de mis competidoras que me piden que continúe en el 470. Tengo una gran incertidumbre. ¿Sabré ser madre y regatista a la vez? Ésa es la gran duda que me asalta. El año 98, con dos Mundiales en juego, uno en. Palma y otro en Dubai, nos sacaran de dudas.

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