NECROLÓGICAS

Marina Walsinan, crítica de arquitectura

Con la muerte de la arquitecta argentina Marina Waisman desaparece la más importante crítica de arquitectura latinoamericana. A Dartir de los años sesenta, desde la dirección de la revista Summa, desde la publicación de libros clave sus clases en las dos facultades de Arquitectura de Córdoba -la pública y la católica-, su influencia ha sido decisiva. Marina Waisman se había titulado como arquitecta en 1945, en la Universidad Nacional de Córdoba, y aprovechó en los años cincuenta la actividad docente y teórica del arquitecto italiano Enrico Tedeschi, quien después de colaborar con Bruno ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Con la muerte de la arquitecta argentina Marina Waisman desaparece la más importante crítica de arquitectura latinoamericana. A Dartir de los años sesenta, desde la dirección de la revista Summa, desde la publicación de libros clave sus clases en las dos facultades de Arquitectura de Córdoba -la pública y la católica-, su influencia ha sido decisiva. Marina Waisman se había titulado como arquitecta en 1945, en la Universidad Nacional de Córdoba, y aprovechó en los años cincuenta la actividad docente y teórica del arquitecto italiano Enrico Tedeschi, quien después de colaborar con Bruno Zevi en Roma se instaló en Argentina a partir de 1948, siendo profesor en Buenos Aires, Córdoba y Tucumán. Marina Waisman heredó el rigor metodológico y la visión moderna de Tedeschi, y al verse apartada temporalmente de la docencia a finales de los años sesenta, a raíz de los graves conflictos políticos de aquel periodo, inició su labor como teórica de la arquitectura escribiendo el libro La estructura histórica del entorno, publicado en 1972. En él iniciaba una nueva interpretación de la arquitectura contemporánea desde la visión de las culturas latinoamericanas, al tiempo que revisaba las aportaciones críticas más cruciales de los anos sesenta.Su último libro publicado ha sido La arquitectura descentrada (1995), en el que se analiza la presente condición descentrada y fragmentada del mundo y la arquitectura. De todas formas, tal como demostraba en El interior de la historia (1993), un profundo y sistemático trabajo sobre las metodologías de la historia, el utillaje mental de Marina Waisman seguía dentro del orden del estructuralismo, de una visión del mundo coherente a la que intentaba integrar el profundo eclecticismo y caos contemporáneos.

Hasta sus últimos días, Waisman ha seguido activa, preparando nuevos textos, publicando mensualmente una página en la nueva etapa de la revista porteña Summa +, en la cual mantenía su espíritu lúcido y crítico, y reuniéndose con un amplio grupo de arquitectos e historiadores de distintas generaciones que, siguiendo sus enseñanzas, trabajaban en el estudio del patrimonio arquitectónico e industrial de Argentina.-

Archivado En