El Sevilla cae en los penaltis

Fue la gran noche de Lendoiro: después de su acto de exaltación caudillista ante los socios, el Deportivo expulsó al Sevilla de la Copa en un partido rodeado de toda la épica de este torneo. Los coruñeses igualaron la eliminatoria en el último minuto y no fueron capaces de deshacerse de su rival hasta llegar a los penaltis.Tuvo el partido todo el sabor de los viejos duelos coperos, sobre todo por la acometividad sin tregua del Deportivo, acuciado por la desventaja de dos goles. Para escalar la montaña, Toshack no vaciló en salir a pecho descubierto. El galés construyó un sistema casi temerario...

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Fue la gran noche de Lendoiro: después de su acto de exaltación caudillista ante los socios, el Deportivo expulsó al Sevilla de la Copa en un partido rodeado de toda la épica de este torneo. Los coruñeses igualaron la eliminatoria en el último minuto y no fueron capaces de deshacerse de su rival hasta llegar a los penaltis.Tuvo el partido todo el sabor de los viejos duelos coperos, sobre todo por la acometividad sin tregua del Deportivo, acuciado por la desventaja de dos goles. Para escalar la montaña, Toshack no vaciló en salir a pecho descubierto. El galés construyó un sistema casi temerario, con un dibujo similar al del añorado Barça de Cruyff. El riesgo mereció la pena porque, en su desmelenamiento, Toshack logró reunir en una parcela reducida a un grupo de futbolistas para los que no existe misión imposible: Fran, Rivaldo, Martins, Manjarín y Renaldo.

Ante su hambriento rival, el Sevilla tuvo que resignarse a vivir encerrado en el área, pero su resistencia fue debilitándose conforme pasaba el tiempo, sobre todo cuando a la media hora llegó el gol deportivista, el primero que logra el recién llegado Renaldo. Sin embargo, en la reanudación el Deportivo perdió ardor y fluidez, mientras los de Camacho adquirían serenidad. Con todo, la incertidumbre se mantuvo hasta el final porque las llegadas del Deportivo al área, aunque más esporádicas, acababan todas convertidas en una barahúnda de rechaces, despejes y chillidos de agonía. En uno de esos barullos, Djukic cazó el gol con la campana ya dispuesta para sonar.

El Lleida se impuso al Hércules (1-0) en el encuentro de ida, aplazado hace una semana.

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