Entrevista:

"En Madrid siempre hay un club de ajedrez cerca"

En ajedrez, los movimientos reflejan la personalidad del hombre que conduce las piezas. El impetuoso Fischer y el atrevido Tal atacaban siempre. Las partidas que disputaron entre ellos podrían explicarse así: dos genios en la misma cuerda floja abofeteándose sin parar. Kárpov es más prudente y prefiere resguardarse y esperar al enemigo tras una combinación de piezas tan firme y elaborada como una obra de ingeniería o un laberinto. ¿Y cómo juega el mejor ajedrecista de la Comunidad de Madrid, Pablo Sansegundo, de 26 años, recientemente becado por séptima vez consecutiva por el Gobierno regional...

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En ajedrez, los movimientos reflejan la personalidad del hombre que conduce las piezas. El impetuoso Fischer y el atrevido Tal atacaban siempre. Las partidas que disputaron entre ellos podrían explicarse así: dos genios en la misma cuerda floja abofeteándose sin parar. Kárpov es más prudente y prefiere resguardarse y esperar al enemigo tras una combinación de piezas tan firme y elaborada como una obra de ingeniería o un laberinto. ¿Y cómo juega el mejor ajedrecista de la Comunidad de Madrid, Pablo Sansegundo, de 26 años, recientemente becado por séptima vez consecutiva por el Gobierno regional? Él mismo lo dice: "Antes, cuando era más joven, jugaba más al ataque, como Tal o Fischer; ahora, con la edad, y por la necesidad de prepararme las partidas a la defensiva por mi falta de tiempo, juego más a lo Kárpov: mucha solidez y posición". Pregunta. ¿Cuándo empezó a jugar?

Respuesta. A los cinco años. Me enseñó mi padre. Pero cuando me di cuenta de que tenía ciertas posibilidades fue en el Campeonato Juvenil de España, que gané con 16 años. La edad máxima era 21. Y a partir de ahí, infinidad de torneos, de campeonatos, unos mejores que otros, y dos olimpiadas.

P. ¿Lo combinó con los estudios, ¿no?

R. Sí, claro. Este año hago el doctorado de Ingeniería Industrial. Y tendré más tiempo para entrenar.

P. ¿Cuántas horas se entrena?

R. Ahora intentaré entrenar cuatro horas diarias. Yo solo. Lo ideal sería tener un entrenador todos los días. Pero esto es muy caro. Y sólo me lo puedo permitir en los torneos Importantes. El resto del tiempo acudo a la ayuda de la informática. Es una desventaja que sé que hay que afrontar. Ahora estoy en una etapa crucial en mi carrera deportiva. Este año y el que viene, dependiendo de los resultados, decidiré si me dedico por completo al ajedrez o no. Por si acaso, seguiré con el doctorado.

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P. ¿Por qué aconsejaría a la gente este deporte?

R. Hombre, estoy convencido de que los niños que juegan al ajedrez obtienen mejores resultados en el colegio y que desarrollan una manera particular de pensar. Y, además, es muy divertido. Al que quiera practicar, yo le aconsejaría dirigirse a la Federación y que le indiquen allí qué club está cerca de su casa: siempre hay alguno.

P. Pero hay mucha gente que se pone muy tensa jugando...

R. Eso es porque le dan excesiva importancia a ganar o perder. Y hay que buscar otras cosas: el ajedrez también tiene su lado artístico.

P. Explique eso.

R. Sí; yo busco, además de la victoria, ese remate que convierta la partida en algo bello.

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