El combinado nacional gana el 'All Star' en un partido de coraje

El ambiente, siempre electrizante en la cancha del Cáceres, unido a dos o tres detalles de pasión bajo los tableros, provocaron que un partido de guante blanco terminara cargándose de coraje y deseos compartidos de victoria. La grada lo agradeció.El Combinado Nacional comenzó agarrotado, nervioso y acomplejado, virtudes muy españolas, según reconoció sarcásticamente Lolo Sainz. Las estrellas extranjeras, con un Bodiroga muy motivado, se fueron en el marcador. Aquellos 15 puntos de ventaja presagiaron un desastre nacional. Toda la maquinaria foránea funcionó a tope. Sellers, pletórico ba...

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El ambiente, siempre electrizante en la cancha del Cáceres, unido a dos o tres detalles de pasión bajo los tableros, provocaron que un partido de guante blanco terminara cargándose de coraje y deseos compartidos de victoria. La grada lo agradeció.El Combinado Nacional comenzó agarrotado, nervioso y acomplejado, virtudes muy españolas, según reconoció sarcásticamente Lolo Sainz. Las estrellas extranjeras, con un Bodiroga muy motivado, se fueron en el marcador. Aquellos 15 puntos de ventaja presagiaron un desastre nacional. Toda la maquinaria foránea funcionó a tope. Sellers, pletórico bajo los tableros; Karnisovas, con una movilidad endiablada y King, marcando el tiempo del partido.

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Sainz, en un intento e no desairar al cinco inicial, aguantó estoicamente el temporal porque sólo Angulo y Paraíso vieron aro. Hasta que apareció en cancha Xavi Fernández y tres triples consecutivos enmendaron la plana.

El partido se igualó y surgieron los primeros avisos de que aquello iba en serio. Bajo los tableros saltaron chispas, sobre todo en los enfrentamientos entre Reyes, Orenga, Sellers y Ansley. Los esquemas se rompieron. Ni Lolo Sainz ni Manuel Comas hicieron concesiones al banquillo.

El encuentro se complicó por intensidad y ganas de victoria. Fue un final de competición oficial, agotando posesiones, provocando personales y buscando el tiro exterior como solución.

El All Star fue un éxito de público y espectáculo y, por primera vez en su historia, se convirtió en un revulsivo laboral. Jackson, el ganador del concurso de mates, tenía un pie fuera de su equipo, el Cáceres. 5.500 gargantas gritaron "Jackson no se vende, Jackson se queda", y el eléctrico jugador seguirá en Cáceres.

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