Recintos con marcha

Palacio de Deportes (plaza de Dalí, metro Goya). Para 10.000 espectadores. Su filosofía dice: primero el deporte, y luego, lo demás. O sea, si juega o entrena el Real Madrid o el Estudiantes, nada de rock. Además, su falta de acondicionamiento para la música en vivo hace que su sonido taladradora sea el más odiado por el aficionado al rock.

Pabellón del Real Madrid (paseo de la Castellana, 259, junto a La Paz). Unos 4.000 espectadores. Templo del heavy metal en los ochenta, tiene fama de cutre y caro de alquilar. Además, el Real Madrid no está muy por la labor de of...

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Palacio de Deportes (plaza de Dalí, metro Goya). Para 10.000 espectadores. Su filosofía dice: primero el deporte, y luego, lo demás. O sea, si juega o entrena el Real Madrid o el Estudiantes, nada de rock. Además, su falta de acondicionamiento para la música en vivo hace que su sonido taladradora sea el más odiado por el aficionado al rock.

Pabellón del Real Madrid (paseo de la Castellana, 259, junto a La Paz). Unos 4.000 espectadores. Templo del heavy metal en los ochenta, tiene fama de cutre y caro de alquilar. Además, el Real Madrid no está muy por la labor de ofrecerlo para conciertos. Se utiliza en contadas ocasiones.

La Riviera (paseo bajo de la Virgen del Puerto, s/n, cerca del estadio Vicente Calderón). Máximo, 3.000 personas. Debido a la falta de locales, esta discoteca de gente bien se aventuró a realizar conciertos. Buena visibilidad, pero discreto sonido.

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Aqualung (paseo de la Ermita del Santo, 48). Hasta 2.500 espectadores. Cambió de gestores el año pasado y dejó de hacer conciertos. Es otra discoteca metida a la aventura de la música en vivo. Esta temporada ha vuelto a cambiar de responsables y parece que quieren regresar a los conciertos.

Canciller (Pobladura del Valle, 21, San Blas). Unas 1.500 personas. El templo de los heavies en Madrid. A pesar de tener buena visibilidad, un sonido decente y facilidad para aparcar, es poco utilizada para conciertos de pop por sus connotaciones heavies y por encontrarse un poco alejada del centro, en San Blas.

Revólver (Galileo, 26; San Bernardo). Con una capacidad entre 800 y 1.000. De momento, se encuentra cerrado a los conciertos en directo por problemas burocráticos entre los propietarios del local.

Ktdral (Fundadores, 9, Manuel Becerra). Unos 700 espectadores. Es el recambio de urgencia que se ha encontrado ante el cierre de Revólver. Era el antiguo Universal Club. Las condiciones para acoger a un grupo de rock internacional son dudosas.

Caracol (Bernardino Obregón, 18, Embajadores). 500 espectadores. En 1995 se presentaba como uno de los mejores lugares para conciertos de capacidad pequeña: excelente visibilidad y buen sonido. Pero mil problemas con el vecindario obligaron a su cierre. Las cosas ahora parecen arreglarse y la sala vuelve a la actividad.

El Sol (Jardines, 6, Sol). Unos 400 espectadores. Se ha convertido en un buen refugio para los grupos españoles independientes. Suena bien, pero, como el escenario está a la altura del suelo si se llena, sólo se pueden vislumbran las cabezas de los músicos.

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