Cartas al director

Los abuelos

A los señores comerciantes, y más que a éstos a los que inventan días para sacar los cuartos a los pobres e ingenuos ciudadanos, se les ha olvidado uno que sí que merece una especial comnemoración; diría que como hay un monumento al dinero, al pescador, al pastor, debía de haber uno para los abuelos, sobre todo a los de hoy. Antaño, llegar a ser abuelo era vivir en paz, tranquilidad y, en algunos casos, hasta recibir atenciones extras. Hoy, ser abuelo, generalmente jubilado, es una cruz; tanto es así que muchos que podrían jubilarse esperan para saber lo que les espera cuando les...

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A los señores comerciantes, y más que a éstos a los que inventan días para sacar los cuartos a los pobres e ingenuos ciudadanos, se les ha olvidado uno que sí que merece una especial comnemoración; diría que como hay un monumento al dinero, al pescador, al pastor, debía de haber uno para los abuelos, sobre todo a los de hoy. Antaño, llegar a ser abuelo era vivir en paz, tranquilidad y, en algunos casos, hasta recibir atenciones extras. Hoy, ser abuelo, generalmente jubilado, es una cruz; tanto es así que muchos que podrían jubilarse esperan para saber lo que les espera cuando les hagan ejercer de abuelo. Aclaro que lo quemanifiesto para el abuelo es extensivo también para la abuela,pero para evitar repetirme y no tener que decir, como se lleva ahora, abuelo-a, aclaro lo anterior. Y sigo.Si los hijos tienen perro, ¿quién cuida al can en ausencia de su dueño?: los abuelos. Si los hijos tienen hijos, ¿quién lleva y trae a éstos al colegio?: los abuelos. Si los hijos tienen que ausentarse en el verano, adonde van a parar los nietos es a casa de los abuelos... Es decir, hoy, ser abuelo es trabajar más que estando en activo; es, como yo digo, estar siempre "a disposición del mando".

Y ahora viene lo peor, la recompensa a toda esa dedicación cuando los abuelos, por imperativo de los años, ya no sirven; entonces se les habla de dónde podían estar mejor, que allí estarían más tranquilos, bien atendidos. En fin, para unos, la residencia privada; para otros, la pública; para todos, el desamor y el abandono, pues luego ya ni hay tiempo para visitas, pues la vida de hoy no permite ejercer la caridad ni con los padres.-

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