El 11 pasa factura

Por fin, de nuevo un día tranquilo, un día en el que desde el principio hemos rodado con calma. La verdad es que los corredores estamos ya bastante castigados por el fuerte ritmo de la Vuelta desde el primer día, por los muchos días de competición que ya llevamos -estamos ya en la última semana de la Vuelta- y, sobre todo, por las condiciones meteorológicas del domingo. El frío y la lluvia que nos atacaron en la Lunada y Espinosa de los Monteros nos hicieron daño y lo han notado las piernas. Desde los primeros kilómetros, los ciclistas nos quejábamos de dolor de piernas.Pero ha sido uno de los...

Por fin, de nuevo un día tranquilo, un día en el que desde el principio hemos rodado con calma. La verdad es que los corredores estamos ya bastante castigados por el fuerte ritmo de la Vuelta desde el primer día, por los muchos días de competición que ya llevamos -estamos ya en la última semana de la Vuelta- y, sobre todo, por las condiciones meteorológicas del domingo. El frío y la lluvia que nos atacaron en la Lunada y Espinosa de los Monteros nos hicieron daño y lo han notado las piernas. Desde los primeros kilómetros, los ciclistas nos quejábamos de dolor de piernas.Pero ha sido uno de los días más tranquilos, aunque desde el momento en que han empezado a atacar, esos hachazos nos han hecho un daño terrible. Ya íbamos pensando que iban a controlar los equipos a los que les quedan sprinters, pero les ha costado.

Algunos se quejan de las rodillas, quizás por el fuerte ritmo y por el abuso de estos grandes desarrollos que llevamos. Con tanto 11, al final las piernas, poco a poco, se van castigando. Los rodadores grandes van cómodos con él, pero para los más bien pequeños como yo es un desarrollo bestial. Notas gran diferencia con el 12, con el que a veces no te dan los pedales, pero el abuso de los primeros días y el contraste tan brusco con los desarrollos de montaña hacen sufrir mucho a las piernas.