El rebaño se va de Casa de Vacas

Las vacas 'pop' del Retiro se mudan después de haber sido la estrella de los niños

Se mudan. A pesar de esos niños que no pueden evitar hacer sonar su cencerro, de las sonrisas que convocan al llegar, de las sorpresas de los turistas despistados que se cuelan en medio de su paseo. El rebaño de vacas rojas -como la coca cola que mana de sus ubres-, amarillas como el cola-cao, encerradas en un cuadro o en cartón, guerreras, románticas..., que durante unos días ha invadido la casa homónima del Retiro, se va a pastar al prado de Alonso Martínez pasado mañana. Hoy es el último día para ver el elenco completo -probablemente el más insólito de la historia de es...

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Se mudan. A pesar de esos niños que no pueden evitar hacer sonar su cencerro, de las sonrisas que convocan al llegar, de las sorpresas de los turistas despistados que se cuelan en medio de su paseo. El rebaño de vacas rojas -como la coca cola que mana de sus ubres-, amarillas como el cola-cao, encerradas en un cuadro o en cartón, guerreras, románticas..., que durante unos días ha invadido la casa homónima del Retiro, se va a pastar al prado de Alonso Martínez pasado mañana. Hoy es el último día para ver el elenco completo -probablemente el más insólito de la historia de este maternal y pacífico mamífero- en la luminosa estancia del parque, antigua vaquería. Todo por culpa de un valenciano de 30 años con alma de fallero llamado Antonio de Felipe.Hará poco más de un año se presentó con su obra -colorista e irónica, repleta su coctelera de ingeniosas combinaciones a los responsables de Casa de Vacas. Les gustó lo que vieron y le dieron una fecha para exponer. Con esos datos marcados entre sien y sien -septiembre de 1996- empezó a devanarse De Felipe los sesos. Se preguntó si alguien habría expuesto vacas en un lugar llamado Casa de Vacas. Resultó que no. Así que, sin vacaciones y con horario de opositor, se encerró en su estudio de Burjassot (Valencia) y su trazo de buen dibujante, su talento de creativo de agencia de publicidad, su trocito de aquel niño que emborronaba papeles con bolígrafo, todo ello se trocó en historias reinventadas para la realidad vacuna: paisajes madrileñas la Puerta de Alcalá invadida, una vaca encaramada a una torre de KIO con un hombre en un cuerno (Queen Kong); cinematográficos, de portada de revista, vacas cebras o tigres, reciclables, vacas pesadas (en brazos, claro)... Por allí ha pasado estos días todo tipo de contingentes: veterinarios especializados en vacas lecheras, azafatas que acuden desde Palma dentro de su visita relámpago a Madrid, hombres que viajan desde Valladolid a festejar a su amor y a pastar. Y, sobre todo, niños con los ojos muy abiertos, chavales que ríen, tocan y reconocen a gritos todas las marcas comerciales que adornan a los bichos, como Yvo, de cuatro años, aunque la única con licencia para tocar fuese una niña ciega. Otros chavales llevan a la madre del brazo, en vez de ser al revés, mientras la luz dorada de la tarde hace brillar a la vaca Freixenet, a la que, por cierto, le han sido usurpados unos cuantos cubitos de hielo de la coctelera con tanto toqueteo. Y eso que el artista, rotulador en mano, ejerce de vaquero.Vacas, de Antonio de Felipe. Centro Cultural Casa de Vacas. Parque del Retiro. Metro Retiro. Hoy, último día, de 12.00 a 20.00. Desde el martes, exposición de algunas de las vacas en Galería Seiquer (General Arrando, 12, metro Alonso Martínez). De 11.00 a 14.00 y de 17.30 a 21.00). Hasta el 19 de octubre.

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