Aznar da marcha atrás en la Ley de Secretos Oficiales para acallar el aluvión de Críticas

Aznar rectificará. Su polémico proyecto de Ley de Secretos Oficiales, que ha suscitado críticas incluso entre sus socios parlamentarios CiU y CC, será modificado en la línea que sugieran tanto los jueces como el Parlamento. El presidente del Gobierno adquirió este compromiso ayer en México, en la conferencia de prensa que ofreció en su segundo día de estancia en ese país. Aznar reconoció que la ley en ciernes "no es simpática porque es restrictiva" aunque argumentó que acusarle de promover una "ley mordaza" es "absurdo". Poco antes, el vicepresidente Álvarez Cascos admitía tras presidir el Con...

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Aznar rectificará. Su polémico proyecto de Ley de Secretos Oficiales, que ha suscitado críticas incluso entre sus socios parlamentarios CiU y CC, será modificado en la línea que sugieran tanto los jueces como el Parlamento. El presidente del Gobierno adquirió este compromiso ayer en México, en la conferencia de prensa que ofreció en su segundo día de estancia en ese país. Aznar reconoció que la ley en ciernes "no es simpática porque es restrictiva" aunque argumentó que acusarle de promover una "ley mordaza" es "absurdo". Poco antes, el vicepresidente Álvarez Cascos admitía tras presidir el Consejo de Ministros que el texto "es revisable".

"En función de todas las aportaciones que se hagan, en función de las observaciones del Consejo General del Poder Judicial, de las reflexiones del Gobierno y del trabajo parlamentario, no tengo ningún inconveniente en modificar el proyecto porque mi único deseo es una regulación clara que todo el mundo entienda". Con esta declaración, el jefe del Ejecutivo adquiría en México el compromiso público de dar marcha atrás en su controvertido proyecto de ley, que permite multar a los medios de comunicación con hasta 100 millones de pesetas por divulgar asuntos reservados y mantener clasificados determinados documentos durante medio siglo. Aznar argumentó que desea que se promulgue "una ley homologable con las vigentes en los países de nuestro entorno (...) con todas las garantías necesarias". Francisco Álvarez Cascos, que en ausencia de Aznar presidió la reunión del Gabinete, aseguró que el Gobierno será sensible a las críticas y empleó el guante blanco para cubrir el proyecto de adjetivos. Lo calificó de "inicial", "discutible", "opinable", "abierto a modificaciónes" y "revisable". Insistió en que "no es un proyecto autoritario" y en que "no hay voluntad política de mordaza".

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