FÚTBOL SEGUNDA DIVISIÓN

La venganza de un "ex"

José María noquea con tres goles a sus antiguos compañeros del Real Madrid B

Hay veces en que los ex guardan un sabor de boca tan amar go que, en cuanto tienen oportunidad, la devuelven. Los ex que han sido ignorados acostumbran, además, a devolverla con vitriolo o con saña, según el caso. Pues algo así ocurrió ayer sobre el césped de la Ciudad Deportiva. En la cancha, dos equipos. Uno, una fábrica de talentos que genera muchos más futbolistas de los que necesita, por lo que, cada año, varios jugadores -es el caso de José María- sufren, perplejos, al ver cómo sólo unos pocos pasan el corte y dan el salto al primer equipo -es el caso de Víctor, Garcí...

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Hay veces en que los ex guardan un sabor de boca tan amar go que, en cuanto tienen oportunidad, la devuelven. Los ex que han sido ignorados acostumbran, además, a devolverla con vitriolo o con saña, según el caso. Pues algo así ocurrió ayer sobre el césped de la Ciudad Deportiva. En la cancha, dos equipos. Uno, una fábrica de talentos que genera muchos más futbolistas de los que necesita, por lo que, cada año, varios jugadores -es el caso de José María- sufren, perplejos, al ver cómo sólo unos pocos pasan el corte y dan el salto al primer equipo -es el caso de Víctor, García Calvo, Fernando Sanz, Alvaro o Guti- Pues bien, ayer el rival del Real Madrid B fue el Badajoz, el equipo que entrena Antonio Maceda. Y el delantero centro del equipo extremeño era José María, uno de los goleadores del Madrid B de la temporada pasada, uno de los descartados por el club blanco.José María volvió a pisar la Ciudad Deportiva, quiso dejar claro que no es un jugador para descartes Le sobraron argumentos: marcó tres goles y sirvio varios a sus compañeros. Y los celebró con rabia, apretando los dientes, saboreando la venganza. José María es una especie. de cruce entre Stoichkov y Santillana. Tiene olfato, es rápido, listo como él sólo, y cuenta entre sus avales con una picardía en ocasiones rayana con la marrullería. Vamos, que es el típico delantero que provoca insomnio pospartido en las defensas.

La exhibición de José Maria fue total: el primer gol, tras incordiar a Valbuena en, un saque de esquina. El segundo, aprovechando la inocencia del joven meta y batiéndole mientras éste protestaba. El tercero, ganando la espalda de la defensa y luchando hasta meterla de rebote. Su exhibición oscureció el juego del Madrid B, un equipo en el que no funcionaron ninguna de las tres líneas. La defensa, un caos -Egea realizó todo tipo de combinaciones infructuosas a lo largo del choque- .

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