Un lío de faldas del asesor electoral agria a Clinton su designación

Iba a ser la gran noche de Bill Clinton en Chicago, con el discurso de aceptación de su nueva candidatura a la Casa Blanca, pero la jornada se vio ayer espectacularmente enturbiada. La llegada de Clinton a la convención del Partido Demócrata en Chicago coincidió con la dimisión de su estratega electoral debido a un escándalo sexual. Dick Morris, de 48 años, ha sido acusado en la prensa estadounidense de haber estado contando secretos a una prostituta con la que tenía relaciones desde hacía meses.

El artífice de la brillante campaña de Clinton adujo que se trataba de un escándalo organiz...

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Iba a ser la gran noche de Bill Clinton en Chicago, con el discurso de aceptación de su nueva candidatura a la Casa Blanca, pero la jornada se vio ayer espectacularmente enturbiada. La llegada de Clinton a la convención del Partido Demócrata en Chicago coincidió con la dimisión de su estratega electoral debido a un escándalo sexual. Dick Morris, de 48 años, ha sido acusado en la prensa estadounidense de haber estado contando secretos a una prostituta con la que tenía relaciones desde hacía meses.

El artífice de la brillante campaña de Clinton adujo que se trataba de un escándalo organizado por la "prensa amarilla", pero no desmintió ninguna de las informaciones publicadas contra él. Clinton aceptó la dimisión y, en un corto mensaje, declaró: "Morris es mi amigo y un gran estratega político. Le estoy muy agradecido por los dos años que ha trabajado a mi servicio".La renuncia de Morris ha supuesto un verdadero jarro de agua fría para Clinton, y más a causa de una cuestión de faldas. El presidente había puesto en manos de Morris todo el peso de la brillante campaña electoral que llevó a la apabullante designación de Bill Clinton para intentar renovar por cuatro años su mandato en la Casa Blanca en las elecciones previstas para noviembre.

Morris ha sido siempre un personaje controvertido, educado en ambientes liberales neoyorquinos, pero que ha prestado su talento organizador al mejor postor. Sus enemigos lo definen como una especie de Rasputín. Su colaboración más polémica la prestó a la reelección del senador Jesse Helms, uno de los representantes de la extrema derecha republicana.

El presidente, impulsado por un respaldo abrumador de los delegados demócratas llegados de todo el país, dibujó tres ejes en su discurso ante la convención: reducción de impuestos, calidad de vida y futuro. Página 3

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