Robson y su particular traductor

"Este título es muy importante para la motivación y la confianza de los jugadores después de dos años sin ganar nada". Esta fue una de las pocas frases que Bobby Robson, el entrenador del Barcelona, pronunció sin la traducción simultánea de su ayudante, el portugués José Mourinho. Una traducción, por otra parte, muy particular. Como particular fue la conferencia de prensa ofrecida por el técnico inglés y su segundo. Robson no dejo en ningún momento de sonreír. Y Mourinho no cambió ni por un instante la cara de póquer.La dinámica de la conferencia, que comenzó con bastante retraso porque hubo...

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"Este título es muy importante para la motivación y la confianza de los jugadores después de dos años sin ganar nada". Esta fue una de las pocas frases que Bobby Robson, el entrenador del Barcelona, pronunció sin la traducción simultánea de su ayudante, el portugués José Mourinho. Una traducción, por otra parte, muy particular. Como particular fue la conferencia de prensa ofrecida por el técnico inglés y su segundo. Robson no dejo en ningún momento de sonreír. Y Mourinho no cambió ni por un instante la cara de póquer.La dinámica de la conferencia, que comenzó con bastante retraso porque hubo que esperar a que Mourinho terminara de darse una ducha que resultó eterna, fue un tanto rara. Unas veces, y haciendo un visible esfuerzo por hacerse entender, Robson contestaba directamente en algo muy parecido al español. Otras veces, el técnico esperaba para responder a que su ayudante le descodificara la pregunta. O Robson contestaba en inglés y Mourinho traducía luego al castellano. O sin más, era directamente el segundo entrenador el que contestaba. Incluso otras veces, y, de pronto, ambos se enredaban en una pequeña y supuestamente amigable conversación, probablemente para decidir una respuesta, ante la sorpresa de la concurrencia. Un lío.

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Para terminar, al inglés le dio por vacilar al personal. ¿Nadal y Prosinecki se van a ir del Barcelona? "Prosinecki, no sé", respondió Robson poniéndose interesante y provocando con malicia la repregunta, que no tardó en llegar. ¿Y Nadal? "Nadal, no sé". Y fue entonces cuando a José Mourinho, el de la permanente cara de póquer, se le vio al fin sonreir.

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