GENTE

PRIMEROS AUXILIOS

Leif Andersson, taxista de Estocolmo, estaba lejos de imaginar la noche del pasado miércoles que no sólo nacería una niña en su automóvil, sino que tendría que salvarle la vida. Camino del hospital, la madre, Annelie Gunnarsson, no pudo esperar a llegar, y Leif detuvo el taxi en una gasolinera para facilitar las cosas. Sin embargo, las flemas se habían fijado en la garganta de la pequeña Lina, que así se llamaría la niña, que tenía dificultades cada vez mayores para respirar. El chófer, que antes de ser taxista había trabajado como ayudante de enfermero en un hospital de mate...

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Leif Andersson, taxista de Estocolmo, estaba lejos de imaginar la noche del pasado miércoles que no sólo nacería una niña en su automóvil, sino que tendría que salvarle la vida. Camino del hospital, la madre, Annelie Gunnarsson, no pudo esperar a llegar, y Leif detuvo el taxi en una gasolinera para facilitar las cosas. Sin embargo, las flemas se habían fijado en la garganta de la pequeña Lina, que así se llamaría la niña, que tenía dificultades cada vez mayores para respirar. El chófer, que antes de ser taxista había trabajado como ayudante de enfermero en un hospital de maternidad, se hizo cargo de la situación. Envió a Magnus, el padre de la recién nacida, que no atinaba a nada, como suele ocurrir en estos casos, a buscar una pajita de plástico, de las que se usan para beber refrescos, a un restaurante cercano. Con ella succionó las flemas de la garganta de Lina, que lentamente recuperó su respiración normal y comenzó su nueva vida.-

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