Garzón guarda en su poder numerosos papeles sobre el despliegue y operaciones del Cesid

Los 18 documentos secretos que el Consejo de Ministros del viernes se negó a desclasificar a petición de Baltasar Garzón no constituyen sino una "pequeña parte de los papeles del Cesid que guarda en su poder el juez de la Audiencia Nacional. En el escrito, que remitió el 16 de mayo al Ministerio de Defensa, el titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 advertía que, además de los que reprodujo textualmente en su petición, posee muchos otros papeles secretos referidos no sólo a la guerra sucia contra ETA, sino también al despliegue del Cesid y a operaciones del servicio de espionaje e...

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Los 18 documentos secretos que el Consejo de Ministros del viernes se negó a desclasificar a petición de Baltasar Garzón no constituyen sino una "pequeña parte de los papeles del Cesid que guarda en su poder el juez de la Audiencia Nacional. En el escrito, que remitió el 16 de mayo al Ministerio de Defensa, el titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 advertía que, además de los que reprodujo textualmente en su petición, posee muchos otros papeles secretos referidos no sólo a la guerra sucia contra ETA, sino también al despliegue del Cesid y a operaciones del servicio de espionaje en el extranjero.

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Garzón dedicó buena, parte de su escrito a argumentar que los 18 documentos solicitados no afectan a la seguridad nacional, intentando rebatir el argumento esgrimido por el Gobierno socialista para negarle parte de esos papeles el pasado 16 de enero."Para evitar que pueda aducirse desconocimiento", el juez optó por reproducir íntegramente los documentos, que incautó en la celda del ex jefe de la Agrupación Operativa del Cesid, Juan Alberto Perote, en la prisión de Alcalá de Henares (Madrid), durante un registro efectuado el 8 de, febrero. De su lectura, según Garzón, debía quedar "definitivamente claro que no se busca desde este juzgado ni atacar, ni alterar, ni perturbar mínimamente la seguridad del Estado, a no ser que ésta se confunda con la de determinadas personas". Tampoco existía, según él, riesgo de poner en peligro las fuentes de información del Cesid.

Además, adelantándose a la decisión finalmente adoptada por el Consejo de Ministros, Garzón se mostró contundente y advertía en su escrito que la "no entrega [de los documentos solicitados] dificulta la búsqueda de la verdad material cuando no la impide y, desde luego, no refuerza la seguridad del Estado sino una especie de impunidad al menos aparente de los beneficiados".

Para demostrar la rectitud de sus intenciones, el juez admitía que entre el material intervenido a Perote, "existen transcritos otros documentos [secretos] cuya desclasificación sí afectaría a terceras personas, por lo que no se solicita" al Gobierno.

Más adelante insistía en la misma idea, al negar que la desclasificación de los documentos supusiera incumplir obligaciones internacionales. "No se trata de averiguar a través de la petición que se hace cuáles eran las redes y bases logísticas que el Cesid pudiera tener en el sur de Francia", agregaba. "Tal extremo no interesa al juzgado y se comprueba al no haberse solicitado dato alguno" sobre una serie de operaciones cuyo nombre en clave citaba, ni tampoco sobre las "empresas de cobertura del Cesid, respecto de las cuales existen elementos en la causa".

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A pesar de reconocer que guarda en su poder documentos valiosos, no consta que el magistrado haya puesto este material clasificado en manos de las autoridades competentes, como obliga el artículo 6 de la Ley de Secretos Oficiales al personal de la Administración del Estado.

La prueba de que Garzón tiene más papeles secretos llegó el jueves, un día antes de la decisión del Consejo de Ministros, cuando pidió otros. dos supuestos informes del Cesid. Uno se refiere al frustrado secuestro del dirigente de ETA Josu Ternera, en 1988; y el otro, al experimento que supuestamente se realizó con dos mendigos de Madrid para probar la droga que se planeaba aplicar al etarra.

Este segundo episodio, conocido como Operación Mengele, concluyó supuestamente con la muerte de uno de los mendigos.

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