"La plata ya es mía"

HOMBRESLanzó un grito desgarrado, cerró los puños, se puso en cuclillas y se extendió en el suelo. Sergi Bruguera se sentó luego en su silla, se cubrió la cara con las manos y, probablemente, lloró. Celebró la medalla de plata a lo grande. El tenista ha arrastrado una lesión durante casi dos años, el mismo tiempo que ha pasado sin adjudicarse ningún título. El podio viene a cerrar esa etapa tan oscura que le ha colocado en el puesto 53º del mundo."La medalla llega en un momento muy difícil e importante de mi carrera", confesó Bruguera. La lluvia no le favoreció. "Durante la inter...

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HOMBRESLanzó un grito desgarrado, cerró los puños, se puso en cuclillas y se extendió en el suelo. Sergi Bruguera se sentó luego en su silla, se cubrió la cara con las manos y, probablemente, lloró. Celebró la medalla de plata a lo grande. El tenista ha arrastrado una lesión durante casi dos años, el mismo tiempo que ha pasado sin adjudicarse ningún título. El podio viene a cerrar esa etapa tan oscura que le ha colocado en el puesto 53º del mundo."La medalla llega en un momento muy difícil e importante de mi carrera", confesó Bruguera. La lluvia no le favoreció. "Durante la interrupción he intentado calmarme jugando a dominó con Manolo [Santana] y David de Miguel", explicó. Bruguera reconoció que Meligeni -94º de la ATP- se lo puso difícil, aunque luego se desmoronó al perder dos bolas de set.

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Sergi no subió al podio en Barcelona. Esta vez puede aspirar al oro: "Yo jugaré muy tranquilo. Tengo ya la medalla". Cuando alguien le preguntó si le dolía ocupar ahora una plaza tan baja en la ATP, replicó: "No, eso no me importa. La plata ya es mía". Estaba de tan buen humor, que no le importó narrar cómo un policía estuvo a punto de detenerlo antes del partido de segunda. "Nos gritó primero -iba con Tomás Carbonell y Santana- porque aparcamos el coche en un lugar prohibido. Nos hizo retroceder cinco metros. Le pedí que se calmara y entonces, chillando, me amenazó con meterme en la carcel", relató. "Cuando le pedí que se tranquilizara, me agarró, me dio patadas, me abrió las piernas, me cacheó e hizo el gesto de esposarme. Luego me empujó dentro del coche, me tuvo dentro 20 minutos y al final me dejó salir. Y yo, sufriendo irtientras pensaba ¿Y si no llego a tiempo al partido?.

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