El PSOE ordena poner fin al debate interno y los ataques al PP

La ejecutiva del PSOE silenció ayer en seco las voces de los dirigentes del partido que pedían celebrar cuanto antes un congreso federal para acometer una profunda renovación en la cúpula ante los nuevos casos de corrupción. El secretario de organización, Ciprià Ciscar, y el presidente del grupo parlamentario, Joaquín Almunia, dieron instrucciones para evitar la autocrítica porque "el debate aún no está abierto". La orden de silencio la remitió Ciscar por escrito a los secretarios regionales, a quienes insta a atacar al PP.

"No hay abierto ningún debate precongresual", declaró en tono s...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La ejecutiva del PSOE silenció ayer en seco las voces de los dirigentes del partido que pedían celebrar cuanto antes un congreso federal para acometer una profunda renovación en la cúpula ante los nuevos casos de corrupción. El secretario de organización, Ciprià Ciscar, y el presidente del grupo parlamentario, Joaquín Almunia, dieron instrucciones para evitar la autocrítica porque "el debate aún no está abierto". La orden de silencio la remitió Ciscar por escrito a los secretarios regionales, a quienes insta a atacar al PP.

"No hay abierto ningún debate precongresual", declaró en tono severo Ciprià Ciscar, afectado por las declaraciones de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, partidario de renovar la ejecutiva al completo, incluido Felipe González. Manuel Chaves, Joaquín Almunia, Narcís Serra y Juan Alberto Belloch se apresuraron también a frenar la autocrítica.La circular remitida por Ciscar a los líderes regionales exige silencio sobre cuestiones internas, sostiene que "el partido ha dado respuesta inmediata y firme" a los escándalos y asegura que el debate público hace el juego al PP, que intenta incapacitar al PSOE para hacer oposición.

Pese a este cierre de filas, que pasará su prueba de fuego el lunes, cuando se reúna la ejecutiva socialista, en Andalucía se confirman las sospechas de que el PSOE se financió con dinero procedente de la corrupción. Un contable del partido ha admitido a EL PAÍS que con cheques de Jesús Gil se pagaron sueldos y facturas del partido.

Antonio Prieto Durán, administrador de campaña de los socialistas andaluces, ingresó en 1986, en sus cuentas personales, dos talones por valor de 20 millones procedentes del presunto soborno de Jesús Gil. Ayer explicó que recibió ese dinero del entonces secretario de administración del PSOE regional, Fernando Lappi Martín, a, quien se lo reintegró para gastos del partido.

Archivado En