La barriga

Se canta la épica amasada con saber y sacrificio y sentimientos y sangre y ríos de sudores y alguna lágrima que hacen de cada etapa un monumento a la dureza del Tour. Pero, un día, en las Landas francesas, en Pau, final de etapa, descubrí la barriga del Tour: solventados los trámites de llegada, los corredores en tromba medio desesperada, aún volvieron a acaballarse de la bici y rodaron los ocho o 12 kilómetros que los separaban del hotel; y si el mecánico de la nube de mecánicos no estaba presto tiraban su máquina de trabajo y veloces, por entre camiones y toda suerte de chismes, aparentando ...

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Se canta la épica amasada con saber y sacrificio y sentimientos y sangre y ríos de sudores y alguna lágrima que hacen de cada etapa un monumento a la dureza del Tour. Pero, un día, en las Landas francesas, en Pau, final de etapa, descubrí la barriga del Tour: solventados los trámites de llegada, los corredores en tromba medio desesperada, aún volvieron a acaballarse de la bici y rodaron los ocho o 12 kilómetros que los separaban del hotel; y si el mecánico de la nube de mecánicos no estaba presto tiraban su máquina de trabajo y veloces, por entre camiones y toda suerte de chismes, aparentando fantasmas perseguidos o que los perseguían, daban en el comedor o en una esquina y sucios, sin ducharse, se abalanzaban sobre paquetones de cereales y sobre contenedores de leche y sobre toneladas de spaguettis... y comían, es decir, deboraban. Dante se olvidó de tal visión severamente pantangruélica. Sólo Perico, al lado de Induráin, chispeaba una pizca de su humor.-

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