Liberad a las 'credittets'

Ignoro cuál es su correcta denominación -¿lyonnesas?, ¿creditens? Son las chicas, que le dan un beso y un kit de supervivencia Crédit Lyonnais al pollo que gana una etapa. Son diferentes a las chicas de otras convocatorias ciclistas. Las del Giro no se andan con rodeos. Van por la vida de camareras de carpas, usan mallas para sordomudos, se les entiende, iglups!, todo-, y gastan un aire explosivo a lo señora Berlusconi en sus glory days y en plena despedida de solteras. Las de la Vuelta, enif, son más cándidas. En el mundo del ciclismo ocupan el espacio del centro-derecha,...

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Ignoro cuál es su correcta denominación -¿lyonnesas?, ¿creditens? Son las chicas, que le dan un beso y un kit de supervivencia Crédit Lyonnais al pollo que gana una etapa. Son diferentes a las chicas de otras convocatorias ciclistas. Las del Giro no se andan con rodeos. Van por la vida de camareras de carpas, usan mallas para sordomudos, se les entiende, iglups!, todo-, y gastan un aire explosivo a lo señora Berlusconi en sus glory days y en plena despedida de solteras. Las de la Vuelta, enif, son más cándidas. En el mundo del ciclismo ocupan el espacio del centro-derecha, de manera que tiran más hacia la chica de la Cruz Roja de Triana que no a la go-go de Mérimée. Bueno. Las credittets, digo, son especiales. O lo eran. Vestían chachi-piruli, gastaban savoir être y alguna tenía la pinta de ser Miss Camiseta Mojada del IEP de París, el mítico Sciences Po. Este año me las han cambiado. Llevan un traje que parece elegido por una Loyola de Palacio daltónica, y ya empiezan a sonreír al vacío, como el resto de chicas lobotomizadas. Algo ha cambiado en el Tour. Tras los 4.000 goles artulados a Bulgaria en la Eurocopa, se trata de la injusticia deportiva más flagrante del año. Señor comisario del Tour: ¡váyase!-

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