Wimbledon impone su tradición

Sampras busca su cuarto título, mientras que Graf y el regreso de Seles marcan la prueba femenina

Pete Sampras y Steffi Graf, los últimos campeones, iniciarán hoy su andadura por el mítico torneo de Wimbledon de tenis (Canal +, a partir de las 13.25 horas). El All England Club abrirá sus puertas para albergar en sus cuidadas pistas de hierba a las estrellas del mundo del tenis. Wimbledon es la cuna y la catedral de este deporte. Y no sólo inmortaliza, sino que transforma en auténticos escaparates a sus campeones.

Wimbledon (Canal +, a partir de las 13.25 horas) es ante todo tradición. Nada impone tanto como este aspecto. En realidad, es lo que más grande hace al torneo. Es la...

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Pete Sampras y Steffi Graf, los últimos campeones, iniciarán hoy su andadura por el mítico torneo de Wimbledon de tenis (Canal +, a partir de las 13.25 horas). El All England Club abrirá sus puertas para albergar en sus cuidadas pistas de hierba a las estrellas del mundo del tenis. Wimbledon es la cuna y la catedral de este deporte. Y no sólo inmortaliza, sino que transforma en auténticos escaparates a sus campeones.

Wimbledon (Canal +, a partir de las 13.25 horas) es ante todo tradición. Nada impone tanto como este aspecto. En realidad, es lo que más grande hace al torneo. Es la competición más antigua del Grand Slam, la de más solera y la que concede más prestigio a sus ganadores. Imponerse en Wimbledon no sólo significa la inmortalidad deportiva, sino que también supone convertirse en un gran escaparate donde las grandes marcas están dispuestas a anunciar.Cualquier jugador sueña con ganar algún día este torneo. Y el sólo nombre de Wimbledon se basta y se sobra para mantener en el circuito una superficie anacrónica como la hierba. En la década de los sesenta, tres torneos del Grand Slam se disputaban sobre hierba: el Open de Australia, el Open de Estados Unidos y Wimbledon. Sin embargo, las exigencias económicas de los tiempos modernos han dejado sin hierba el torneo de Australia, que ahora se celebra en Rebound Ace y el de Estados Unidos, en cemento (Decoturf).

Sin Wimbledon la hierba prácticamente habría desaparecido, habría que buscarla en los museos o en algunos lugares ancestrales como el Casino de Newport (EE UU), donde se conserva todavía en su forma original la pista que albergó los primeros torneos abiertos norteamericanos. Con Wimbledon el circuito de hierba permanece vivo, pero relegado a un tramo de cinco semanas, algunas de las cuales son compartidas con otros torneos de tierra batida.

Muchos tenistas acuden a Wimbledon sin haber adaptado su juego a las características de la hierba. Casos como el de Manuel Santana o el más reciente de Iván Lendl, que renunciaron a jugar en Roland Garros algunos años para preparar Wimbldon, ya no se dan. La hierba requiere demasiada atención para tan poco tiempo. Es poco rentable.

Prueba de ello es que los gran des especialistas -sacadores y voleadores- atesoran pocos títulos sobre este elemento. Boris Bekcer, que lleva 12 años en el circuito, ha ganado seis títulos en hierba y es el jugador en activo que más posee. Edberg, que lleva 13 años, y Sampras, 8, suman en su palmarés cinco títulos cada uno. Claro que la fama de los tres traspasó las barreras del mundo tenístico justo cuando se proclamaron campeones en Wimbledon.

Este año Pete Sampras vuelve a ser el candidato que recibe más apuestas en los pronósticos. El norteamericano tiene la posibilidad de convertirse en el primer jugador que consigue cuatro títulos consecutivos desde el mítico Bjorn Borg, que acabó ganando cinco -1976 a 1980- Es el favorito incluso para la organización. Y eso es algo que debe agradecer, puesto que los ingleses no tienen ningún respeto por las jerarquías que establece la clasificación de la ATP. Este mismo año no han tenido ningún reparo en relegar a Muster, segundo mundial, a la séptima posición para dejar la segunda cabeza de serie a Boris Becker. Muster, al final, decidió no jugar el torneo alegando una lesión.

En el cuadro femenino las apuestas se centran en la alemana Steffl Graf, reciente ganadora de Roland Garros. Sin embargo, el regreso a Wimbledon de Monica Seles es uno de los grandes atractivos. Seles estuvo en la catedral por última vez en 1992, cuando perdió la final ante Graf. Fue él único Grand Slam que no ganó Seles aquel año. Y es el único que no tiene en su palmarés. Ellas dos, Arantxa Sánchez, finalista el año pasado, y Conchita Martínez, campeona en 1994, son las aspirantes a las semifinales.

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