Tribuna

Por fin, el 'feelgood factor'

Los analistas políticos especulan estos días en el Reino Unido, con la posibilidad de una selecciones generales anticipadas, si la selección de Inglaterra gana la Eurocopa 96. Dicen los expertos que el primer ministro, John Major, no tendrá una oportunidad mejor de aquí a la primavera de 1997, la fecha originariamente prevista para la consulta. Ahora es cuando el elusivo feelgood factor (el factor bienestar) que los conservadores vienen buscando sin éxito, parece asegurado. Arrastrados por la gran corriente de optimismo desatada por el éxito de su equipo ante Holanda, los ciudadanos ing...

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Los analistas políticos especulan estos días en el Reino Unido, con la posibilidad de una selecciones generales anticipadas, si la selección de Inglaterra gana la Eurocopa 96. Dicen los expertos que el primer ministro, John Major, no tendrá una oportunidad mejor de aquí a la primavera de 1997, la fecha originariamente prevista para la consulta. Ahora es cuando el elusivo feelgood factor (el factor bienestar) que los conservadores vienen buscando sin éxito, parece asegurado. Arrastrados por la gran corriente de optimismo desatada por el éxito de su equipo ante Holanda, los ciudadanos ingleses se encuentran más altos, más guapos, mejores amantes, más simpáticos y hasta parece que menos agraviados por el humillante escándalo de las vacas locas, que ha dado un toque siciliano al país.Es conocida la honda simbología patriótica que tienen los grandes torneos deportivos, para bien y para mal. El laborista Harold Wilson perdió las elecciones de 1970, dicen los mitólogos del fútbol, no porque los ciudadanos estuvieran hartos del líder laborista, sino por la simple y elemental razón de que se celebraron tan sólo tres días después de la derrota inglesa ante la entonces República Federal de Alemania en la Copa del Mundo. De momento, los tabloides calientan motores en vísperas del partido de mañana ante España. La Armada española, el pirata Drake y la guerra pesquera han vuelto a las primeras páginas, como aperitivo de lo que nos espera si ganan, de nuevo, las huestes de San Jorge. Lo malo es que aun así, en el camino hacia el triunfo final hay un pequeño obstáculo llamado Alemania. Bien mirado Major debiera preparar un plan b de congelación electoral por lo que pueda ocurrir.

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