Tribuna

EL CUADERNO DE VALDANO

EL FÚTBOL. Su grandeza tiene el fondo de siempre: la maraña sentimental que enreda la emoción con la incertidumbre. Cambios, tendencias, modas tácticas. Jugadores. Durante tres semanas la patria que lo parió lo someterá a una revisión para examinar su estado de salud. Inauguración: solemnidad en la atmósfera de Wembley, en las bandas de música, en las alfombras rojas. Protocolo hasta en la pasión de los hooligans. Repaso a la historia del fútbol pasando por las escalas evolutivas; desde la primera lucha caótica hasta el espectáculo civilizado (bueno, casi) de estos días. Un recuerdo a l...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

EL FÚTBOL. Su grandeza tiene el fondo de siempre: la maraña sentimental que enreda la emoción con la incertidumbre. Cambios, tendencias, modas tácticas. Jugadores. Durante tres semanas la patria que lo parió lo someterá a una revisión para examinar su estado de salud. Inauguración: solemnidad en la atmósfera de Wembley, en las bandas de música, en las alfombras rojas. Protocolo hasta en la pasión de los hooligans. Repaso a la historia del fútbol pasando por las escalas evolutivas; desde la primera lucha caótica hasta el espectáculo civilizado (bueno, casi) de estos días. Un recuerdo a los grandes jugadores que deja la sensación de que nada malo ocurrirá mientras exista la memoria.INGLATERRA. Desde hace un siglo, los ingleses tienen más lesiones en los dientes que en los tobillos. Para bajar la pelota invierten fortunas en talentos importados y se entregan a jugadores como McManaman, pero el peso de la historia hace muy lento el giro hacia otro fútbol. Quieren pero no quieren y la duda es mal lugar para quedarse durante mucho tiempo.

GASCOIGNE. Ni las rodillas aguantan sus piernas, ni sus piernas el resto del cuerpo. La plenitud le dura media hora. Un punto histriónico, un punto anárquico, un punto irritante. Sin embargo... ¿en qué quedaría Inglaterra sin su personalidad, potencia creativa y habilidad desequilibrante?

SUIZA. Su fútbol nunca tuvo voz propia, quizás por la influencia depredadora de países limítrofes con mayor tradición: Francia, Alemania, Italia... Los jugadores también son de orígenes diversos. Vega: español, Turkylmaz: turco; Sforza: italiano... Su entrenador trabajó en tres países distintos y habla cinco idiomas ¿cómo hacemos para hablar de estilo? Se clasificó para el último Mundial y ésta es la primera Eurocopa de su historia con bautismo feliz. No tiene voz pero se hace oir.

STOICHKOV. Dice la ciencia que prolongar la infancia es la mejor prevención para la salud mental, pero creo que Hristo exagera. Teatral, caprichoso, provocador. Es igual, sin tener una presencia constante en el juego aparece para meterle puñaladas a los partidos. Uno de esos delanteros que siempre amenaza, maneja las velocidades del fútbol y conoce su oficio, un instinto indomable.

¿ES MUCHO PEDIR?. Letchkov tiene una virtud que empieza a ser rara; le da un balón a un compañero y le presta auxilio. El juego empieza por ahí y cuando encontramos un jugador que respeta aquella simple frase -"toco y me voy"-, somos felices. Es que nos conformamos con poco.

EL BUEN FÚTBOL EXISTE. Y la materia prima son los buenos jugadores. Lo recordamos cuando apareció Portugal y el balón se empezó a mover con alegría: salía de un lado, iba atrás, a la otra banda y así tic, tic, tic, hasta la portería. Una generación entera tocando con agilidad, criterio y gracia. Empataron porque el buen fútbol sólo tiene razón si se complementa con la puntería. Pero me devolvieron las ganas de ver fútbol. Así que hoy vuelvo.

Archivado En