GENTE

EXTERMINADOR ARREPENTIDO

Pietro Salvatore, un obrero de 52 años, vecino de Leceo, en Lombardía, y su mujer, Raimonda Usai, bedela, de 41, han sido víctimas de un desaprensivo que, después de ser contratado por ellos para exterminar a una familia entera -padre, madre e hijo-, ha tenido remordimientos y los ha denunciado a los carabineros sin haber realizado el trabajo por el que iban a pagarle 80 millones de liras (unos seis millones y medio de pesetas). El desaprensivo, demostrando una lamentable falta de profesionalidad, y tras haber cobrado ya 650.000 pesetas, decidió arrepentirse y contárselo todo a la a...

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Pietro Salvatore, un obrero de 52 años, vecino de Leceo, en Lombardía, y su mujer, Raimonda Usai, bedela, de 41, han sido víctimas de un desaprensivo que, después de ser contratado por ellos para exterminar a una familia entera -padre, madre e hijo-, ha tenido remordimientos y los ha denunciado a los carabineros sin haber realizado el trabajo por el que iban a pagarle 80 millones de liras (unos seis millones y medio de pesetas). El desaprensivo, demostrando una lamentable falta de profesionalidad, y tras haber cobrado ya 650.000 pesetas, decidió arrepentirse y contárselo todo a la autoridad competente, dejando en la estacada al obrero y la bedela y poniendo de relieve que ya no hay asesinos como los de antes, y menos si se buscan a través de un anuncio, como en este caso. Parece que el fallido exterminio familiar se explicaría en la esfera pasional, un ámbito que siempre cunde mucho, y que la bedela inductora del frustrado asesinato múltiple habría sido, durante años, amante del hombre al que quería ver muerto junto a sus seres más cercanos. Ahora le verá seguir viviendo. Y aprenderá en carne propia que, hoy día, no es conveniente fiarse de los pistoleros a sueldo, aunque se elijan con cuidado.-

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