FÓRMULA 1 GRAN PREMIO DE ESPAÑA

Schumacher cultiva su leyenda bajo la lluvia

El campeón del mundo logra en Montmeló su primer triunfo con Ferrari

Es el mejor. Cuando toca tirar de manos, como ayer bajo el aguacero del circuito de Cataluña, un abismo le separa de los demás. Frente a circunstancias que penalizaron la mecánica y favorecieron el pilotaje, Michael Schumacher avasalló a la competencia para lograr su primera victoria como piloto de Ferrari.A casi un minuto quedaron los otros dos inquilinos del podio del Gran Premio de España de fórmula 1, el francés Jean Alesi (Benetton) y el canadiense Jacques Villeneuve (Williams), mientras que su gran rival, el británico Damon Hill, contempló desde el garaje cómo crecía la leyenda de...

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Es el mejor. Cuando toca tirar de manos, como ayer bajo el aguacero del circuito de Cataluña, un abismo le separa de los demás. Frente a circunstancias que penalizaron la mecánica y favorecieron el pilotaje, Michael Schumacher avasalló a la competencia para lograr su primera victoria como piloto de Ferrari.A casi un minuto quedaron los otros dos inquilinos del podio del Gran Premio de España de fórmula 1, el francés Jean Alesi (Benetton) y el canadiense Jacques Villeneuve (Williams), mientras que su gran rival, el británico Damon Hill, contempló desde el garaje cómo crecía la leyenda de Schumacher. Él, que partía como favorito desde la pole-position, abandonó tras salirse de la pista.

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La carrera no tuvo más protagonista que el piloto alemán, no hubo ojos más que para su bólido rojo. Ni siquiera importó que su exhibición redujera el espectáculo, que no hubiera igualdad ni interés sobre el asfalto. Desde que Schumi se colocó en cabeza tras superar una salida penosa (sufrió un problema con el embrague), el gran premio se redujo a la lucha del doble campeón mundial contra la lluvia, contra la cortina de agua y contra las derrapadas y el aquaplanning.

Ocurrió eso a partir de la vuelta 12ª, cuando superó a Villeneuve, que había viajado como líder desde el semáforo verde. Y ocurrió a pesar de que el Ferrari número uno no funcionó a la perfección. "Desde la mitad de la carrera noté algo raro", explicó Schumacher. "Un ruido raro y un problema de potencia quizá algo electrónico. Creo que he hecho toda la carrera con ocho o nueve cilindros en lugar de con los diez que tiene el motor. Y en la recta perdía unos 10 kilómetros a la hora de velocidad punta". Pero ayer nada iba a impedir que el alemán se exhibiera para repetir su victoria del año pasado en este mismo circuito. Entonces fue con Benetton, y esta vez nada iba a apartarle de alegrar el día de los ferraristas.

Fue el de ayer el vigésimo triunfo del piloto alemán, de 27 años, y probablemente uno de los más importantes. Se recordará siempre como el primer éxito conjunto de Ferrari y Schumacher, alcanzado en la séptima carrera desde que empezaron su colaboración. "Es una jornada grandiosa", exclamó el doble campeón mundial. "No hubiera apostado ni un penique por esta victoria y, sin embargo, sin que nadie nos regalara nada, la hemos conseguido".

Schumacher protagonizó un bello remonte en las primeras vueltas para recuperarse de su mala salida -en la primera curva era sólo decir no- Después, nadie pudo seguir su ritmo. Cuando se situó en cabeza, su tirón fue irresistible. En la vuelta 12ª adelantó a Villeneuve, en la 13ª le sacaba seis segundos, y en la 20ª su ventaja alcanzaba medio minuto.

A partir de ahí, sin necesitar exprimirse, el piloto alemán pudo aplicar sus dotes de estratega. Nunca perdió el liderato, aunque realizó dos paradas para repostar y cambiar neumáticos, cuando el resto de pilotos punteros se detuvo sólo una vez. Pero en ningún momento peligró su ventaja, pues su ritmo fue siempre dos o tres segundos por vuelta más veloz que el de Alesi y Villeneuve, los dos hombres que se batieron por el segundo lugar en la parte final de la carrera.

Pocos fueron los monoplazas que se salvaron del desastre causado sobre todo por la lluvia, insistente antes, durante y después del gran premio. Sólo seis pilotos conocieron la bandera a cuadros, y sólo los dos que le acompañaron en el podio evitaron que Schumacher les doblara. Entre los abandonos, el más notable fue el de Hill. El día que Schumacher dio lustre y esplendor a su curriculo en Montmeló, el piloto británico alimentó su propia leyenda negra, esa que le señala como un perdedor, como un piloto que sucumbe ante la adversidad y no es capaz de crecerse frente a las dificultades ni resistir la presión.

Al líder del campeonato le salió todo al revés. Llovió a mares cuando no quería ver agua ni en pintura -a pesar de que fue el más rápido en el entrenamiento matinal-, falló en la arrancada -aunque no tanto como Schumacher- y se salió tres veces de la pista. La última, en la vuelta 12, fue fatal y le costó el abandono. Aun así, Hill se mantiene al frente de la clasificación del Mundial, con 17 puntos de ventaja sobre Schumacher y Villenueve, que empatan en el segundo lugar. La escudería Williams también mantiene el liderato de los constructores, a pesar de que con el triunfo de ayer de Schumacher ya son dos los grandes premios consecutivos sin premio para los equipos que equipan motores Renault

La siguiente cita del Mundial será en Canadá, el próximo 16 de junio. Precisamente allí se produjo la anterior victoria de Ferrari, el año pasado, con Alesi al volante. "Espero ser competitivo en Montreal", analizó Schumacher. "Pero hasta que estemos allí no lo sabremos. Por ahora, cada circunstancia y cada circuito nos da una sorpresa. En Mónaco sobre seco fuimos muy bien y sobre mojado fatal. En Barcelona ha sido al revés. Veremos qué pasa en Canadá". De momento, ahí queda su exhibición de ayer en Montmeló.

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