Tribuna:COMER, BEBER, VIVIR - FELICIANO FIDALGO

Calor, gazpacho, perros

El gazpacho "es fundamental en esta época". Lo dice quien sabe y quien lo toma para desbravar una pizca las calores. Lo sentencia Pedro Larumbe en los comedores de sus restaurantes del mismo nombre de la calle de Serrano madrileña donde, por menos de 2.000 pesetas o por más de 5.000, un saber, una clase, una sencillez, se dan cita siempre para arropar las necesidades o los gustos del cliente que, además, puede solicitar el mejor gazpacho de la capital. Así es. Un gazpacho de siempre, pero retocadas las cantidades por el creador de este refresco de 900 pesetas que le pide al bolsillo 1.9...

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El gazpacho "es fundamental en esta época". Lo dice quien sabe y quien lo toma para desbravar una pizca las calores. Lo sentencia Pedro Larumbe en los comedores de sus restaurantes del mismo nombre de la calle de Serrano madrileña donde, por menos de 2.000 pesetas o por más de 5.000, un saber, una clase, una sencillez, se dan cita siempre para arropar las necesidades o los gustos del cliente que, además, puede solicitar el mejor gazpacho de la capital. Así es. Un gazpacho de siempre, pero retocadas las cantidades por el creador de este refresco de 900 pesetas que le pide al bolsillo 1.900 si lleva bogavante. Quien se atreva y quiera reconfortar la vida y embalsamar el alma de seis amigos, que tome nota del gazpacho de P. L.: tres kilos de tomate rojos y maduros (materia prima principal), un pepino, una cebolla, dos pimientos rojos, un pimiento verde, medio litro de aceite de oliva (de 0,4º), cuatro cucharadas soperas de vinagre de Jerez, sal, 75 gramos de miga de pan. Y a cocinar: cocer un bogavante de un kilo más o menos y separar el coral y triturar con todos los ingredientes reseñados. Y a servir el gazpacho y los medallones de bogavante, a modo de tropiezos. Para enamorar con adorno: una rama de eneldo. ¿Y para beber? ¡Fuera dudas!: un blanco, albariño o con leves sabores alsacianos, o un bravo catalán...Al calor no hay quien le cante las cuarenta, ¿quién no lo sabe? Pero se pueden comer espárragos" y el fuego se apaga, un tanto al menos. Y los espárragos, si hay disponibilidades, se comen en el restaurante (a 15 kilómetros de Valladolid y a 62 de Aranda) de Tudela de Duero que, graciosamente, se llama "2-39" por razones esotéricas que no vienen al caso; aquí se afanan para la gloria, Santiago y Angelines, su esposa, nada esotéricos, todo espárragos como no se conocen; y todo veneración cuando ofrecen puntas de espárragos verdes; y esto, en temporada, de abril a mediados de junio; como sus guisantes dotados de ternura, sólo en mayo. Nadie imagine pagar más de 3.000 pesetas, a pesar de los vinos Alión, Viña Pedrosa, Pesquera del 93 y otros...

Y contra esta calor innombrable, vicio puro: helados de los mejores del mundo; los 26 gustos diferentes que ofrece Palazzo, de propiedad española, pero importador de la fórmula italiana; es el helado artesanal auténtico, sin productos químicos que valgan; es leche y azúcar y nata naturales; en Madrid, durante las últimas 24 horas, Palazzo (en Gran Vía, en la Puerta del Sol ... ), que desde hace 25 años, afronta al descaro ardiente del cielo con helados y granizados y leche helada y batidos y horchata, aumentó la venta en un 60%. Cartera: de 135 a 300 pesetas por consumición.

Noticia de última hora: hasta los perros morirán de la calor, pero menos, si se sabe alimentarlos. Lo dice el libro más singular, único. Se titula Librito de cocina canina, escrito en Praga por Jaroslav Weigel y publicado en España por SPA al precio de 1.300 pesetas. "El perro necesita calma cuando come". Ejemplo de receta: carne de vaca cocida, arroz, verdura y huevo. Y, ¡ojo!: hay que conocer el peso ideal del "amigo más fiel del hombre".

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